Barcelona
Alicia Sánchez-Camacho: «No daré carta blanca a la CiU independentista de Mas»
«La mayoría de los catalanes quiere reforzar los lazos entre Cataluña y España, y eso sólo lo puede hacer el PP»
Barcelona- El último sondeo interno de Génova sitúa al PP como tercera fuerza política en Cataluña tras los comicios del 28 de noviembre.¿El resultado cubre sus expectativas?
–Las encuestas son optimistas, pero para mí el resultado satisfactorio es el del 28 de noviembre. Me gusta ser realista, confío en el sentido común de los catalanes para que apuesten por un gobierno de moderación y eso sólo lo puede certificar el PP.
– ¿No tiene miedo de que el electorado catalán castigue al partido que recurrió el Estatut porque la piedra angular del texto es la financiación y, al fin y al cabo, en Cataluña «la pela es la pela»?
– No nos engañemos, el problema que preocupa a los catalanes es la crisis económica, que haya casi 700.000 parados a final de mes o que cierren empresas. La prioridad en Cataluña es salir del agujero negro de la crisis y el PP tiene soluciones para eso. Ahora no toca perderse en debates independentistas.
– ¿Cuáles son sus bazas para hacer valer al PP en la política de pactos?
– Tenemos una política económica creíble y avalada por la experiencia. Hace quince años, sacamos a Cataluña y España de la crisis. Sólo en Cataluña, creamos 1,4 millones de puestos de trabajo. Somos un partido de centro-derecha que aporta moderación. Además, lo que la mayoría de catalanes quiere es reforzar los lazos entre Cataluña y España, y eso sólo lo puede hacer un partido nacional, fuerte y sólido como el PP, capaz de preservar las libertades y de defender unos valores basados en el humanismo cristiano, que respeta la convivencia, una Cataluña libre, bilingüe y sin sanciones. Frente a la crisis de valores, económica y también institucional, el PP es la garantía del cambio que ahora necesita Cataluña.
– ¿Aspira a un pacto estable de gobierno o a acuerdos puntuales, si el PP es decisivo tras el 28 de noviembre?
– No aspiro a ningún tipo de acuerdo con la CiU de Artur Mas que apuesta por la independencia de Cataluña. El PP quiere que Cataluña siga siendo lo que es, una comunidad autónoma dentro de España.
– ¿Ve más cerca un pacto de CiU con ERC y con Solidaritat Catalana per la Independencia, el partido que lidera Joan Laporta?
– Frente al hartazgo del tripartito, una idea muerta que los catalanes no quieren reeditar, una alternativa es CiU. Pero nosotros tenemos la obligación de alertar a los catalanes de que no se le puede dar carta blanca a Artur Mas para que defienda el futuro de Cataluña en términos de independentismo y de ruptura con España, porque este camino no va a ayudar a dejar atrás la crisis económica. No hay que olvidar que España es nuestro país y nuestro mejor cliente.
– ¿Supedita cualquier apoyo a CiU a que aparque sus ínfulas independentistas?
– Nosotros, hoy por hoy, no vemos posible el pacto con CiU. Hay líneas rojas que no podemos atravesar, como traicionar nuestros principios y dejar atrás un modelo social para lograr una Cataluña libre, que se sienta orgullosa de ser española y catalana.
– Con la independencia en boca de todos, ¿estas elecciones servirán para refundar en uno u otro sentido las relaciones Cataluña-España?
– Sin duda. Para el PP es el momento de recuperar y reforzar los lazos entre Cataluña y España, que están muy maltrechos por culpa de la actuación del presidente Rodríguez Zapatero en estos últimos años. Fue él quien debilitó del Estado de las Autonomías cuando puso en duda el concepto de nación. Y el tripartito le ha ayudado poniéndose al frente de una manifestación donde se defendía que Cataluña era una nación y tenía derecho a decidir. Esto ha perjudicado las relaciones entre Cataluña y el resto de España, pero es el momento de recuperar la catalanidad y los lazos que unen a Cataluña con España. Y el único partido útil para reforzar estas relaciones es el PP, porque es un partido orgulloso de formar parte de un partido nacional que, además, espero que asuma las riendas del próximo Gobierno de España.
–Además de una crisis institucional, el tripartito deja como herencia un gobierno endeudado. ¿Se arregla esta deuda emitiendo bonos?
– No. El tripartito ha dejado en Cataluña la peor herencia de los últimos 35 años, más de 400.000 nuevos parados y 40.000 millones de euros de deuda, 5.000 euros por habitante, tres veces más que la que le legó CiU, 12.700 millones. Los bonos son el broche a una política de despilfarro de una Generalitat que ha preferido pagar embajadas a pagar ayudas a la Ley de Dependencia. La emisión de deuda pública es el colofón a una pésima gestión financiera del gobierno, que deja a la Generalitat arruinada.
– ¿Qué modelo fiscal plantea el PP para ayudar a Cataluña a salir de la crisis?
– Montilla aumentó la presión fiscal, pero nosotros confiamos en que podemos lograr una mejor gestión bajando impuestos. Defendemos la rebaja de dos puntos del tramo autonómico del IRPF, como pasa en Madrid y Galicia, así como suprimir el impuesto de sucesiones, deducciones y ayudas en el IRPF para el autoempleo o crear un marco macrofiscal que permita a las pequeñas y medianas empresas y a los emprendedores crear empleo.
– Hace apenas dos semanas, cuando Mariano Rajoy visitó el centro de supercomputación de Barcelona, no descartó tajantemente el concierto económico como sí hizo Montilla. ¿El PP está abierto a hablar con CiU del tema?
– Insisto, no tenemos previsto pactar con la CiU independentista de Mas. De todos modos, el concierto económico es un instrumento inviable, porque no mantendría el equilibrio con España. Es un instrumento de frustración con el que CiU lo único que hace es generar debates estériles. En vez de preocuparse por salir de la crisis, Mas juega con la la buena fe de los catalanes, cuando lo que necesita Cataluña es generar puestos de trabajo y recuperar la salud de las cuentas de la Generalitat.
– Pese a sus críticas, CiU está haciendo de la crisis económica una de sus bazas electorales y Ciutadans vuelve a enarbolar la bandera en defensa del bilingüismo. ¿El PP se ha centrado en inmigración para marcar perfil propio?
– Nosotros hablamos de los problemas de los catalanes. Hace años que en solitario defendemos el bilingüismo. Mientras otros hablan, nosotros actuamos con recursos contra las leyes del cine, el código de consumo o de educación, que impone un modelo educativo monolingüe en catalán. Además, defendemos sin reparos un modelo de inmigración ordenada y legal.
– ¿No tiene miedo a que la gente se canse de tanto recurso contra leyes que aprueba el Parlament de Cataluña?
– El Estado está dotado de tres poderes, el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Si creemos que el Parlament no garantiza un bilingüismo real en la educación, porque nuestros niños tienen pocas posibilidades de estudiar tres horas de castellano a la semana, tenemos el derecho de recurrir a la Justicia para corregir este error. No podemos dar amparo a una política lingüística que se sustenta con sanciones. Estoy de acuerdo en que hay que incentivar y motivar el uso de la lengua catalana, pero no hay que obligar.
– Usted misma dice que el bilingüismo se vive con normalidad en la calle, ¿el PP utiliza la lengua para sacar réditos en el resto de España?
– El PP no saca réditos en España con su política lingüística en Cataluña. Seguimos diciendo lo que decíamos hace diez años, cuando no había tripartitos y teníamos mayoría absoluta, y no había nuevo Estatuto, ni recursos. Siempre hemos defendido el bilingüismo en Cataluña y lo seguiremos defendiendo.
– ¿Por qué irritan al resto de partidos sus propuestas en materia de inmigración?
– Porque hay algunos que apuestan por el papeles para todos, por el buenismo y el progresismo, pero luego no afrontan las situaciones que se viven en la calle. Tenemos el mismo discurso en inmigración siempre. Otros, como Zapatero, cambian el discurso, y en años de crisis, como en 2008, reparte miles de permisos de residencia diarios. La inmigración debe estar ligada a las posibilidades de empleo, debemos garantizar una inmigración legal y ordenada, y afrontar con instrumentos efectivos el reto de la integración como con un nuevo plan de barrios que garantice la convivencia. Proponemos más agentes de barrio para mediar en conflictos entre autóctonos y extranjeros y más recursos.
– ¿No teme que su discurso de mano dura, en el tema de la inmigración, asuste al votante socialista del área metropolitana inmigrante español, desencantado con Zapatero y Montilla, que ustedes pueden captar?
– Lo que quieren tanto los inmigrantes como los catalanes es integración, que las normas de convivencia ciudadana se cumplan.
– ¿La gente de la calle ve la inmigración como un problema?
– En barrios como El Fondo de Santa Coloma de Gramenet, donde el 40 por ciento de los vecinos son extranjeros, se quejan de que falta apoyo institucional para solucionar problemas de incivismo y convivencia.
– Al margen del contrato de integración y de convivencia que propone el PP, también defiende que los ayuntamientos cedan el padrón a la Policía para facilitar la detección de ilegales.
– No podemos permitir que haya pisos patera. La Policía debe tener las herramientas para detectarlos. El PP quiere que se cumplan las leyes y que la Policía Nacional tenga acceso a los datos del padrón, igual que tiene acceso al resto de datos de personas inscritas en el padrón. Las leyes están para cumplirlas.
– ¿La estrategia de Montilla de defender España para desmarcarse de ERC puede perjudicar al Partido Popular?
– No, Montilla ya no es creíble. Sobre todo, para los vecinos del área metropolitana de Barcelona, Montilla es un presidente que renegó de sus principios cuando pactó por segunda vez el tripartito. Ahora tampoco me creo que no reeditará el tripartito si puede, alegando que ERC quiere plantear un referéndum independentista. ERC siempre ha sido independentista, cuando pactó con el PSC de Maragall en 2003 y cuando reeditó el pacto con Montilla en 2006.
– ¿Cree que ha perdido la credibilidad?
– Montilla no puede cambiar en quince días de campaña cuatro años de gobierno en los que ha hecho políticas identitarias, como la Ley del Código de Consumo, que impone multas a quienes rotulan sus comercios en castellano. No tiene credibilidad que ahora quiera recuperar un discurso para restablecer las relaciones entre España y Cataluña, porque es el único presidente de la Generalitat que ha estado al frente de una manifestación a favor de una mayor independencia para Cataluña.
Candidata a toda máquina
Alicia Sánchez-Camacho (Barcelona, 1967) es la única mujer candidata a la presidencia de la Generalitat y también la que está demostrando más ímpetu desde que, tras el breve receso de agosto, la política catalana se convirtió en una larga campaña, que arrancó oficialmente con la pegada de carteles la noche del jueves. Rajoy la ha acompañado durante los tres primeros días de frenesí electoral, en los que la candidata, que desde que asumió la presidencia en 2008 ha revolucionado el partido, empalma acto tras acto a velocidad de tren AVE. El líder popular seguirá regresando a Cataluña hasta el 28-N porque el PP sabe que el cambio en el Gobierno empieza por Cataluña. Sánchez-Camacho habla alto y claro, pese a que sus adversarios ya han comenzado a utilizar el todos contra uno cuando el PP coge el toro por los cuernos en debates como el de inmigración.
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