Se dicen amigos por Julián García Candau

Iker Casillas y Xavi Hernández dicen que son amigos, pero no son residentes en Madrid. Casillas llamó a su compañero de Selección para limar asperezas y ello le costó el enfado de José Mourinho, su entrenador, quien hasta se permitió decirle en una ocasión: «Llama a tu amiguito». Pero no es su amiguito. O actúa sin libertad. O está demasiado condicionado por el Real Madrid. Que el capitán de la Selección española para la concesión del Balón de Oro votara a Cristiano Ronaldo, se entiende. Que lo hiciera por Özil en lugar de hacerlo por Xavi, incomprensible. La amistad entre ambos es muy dudosa. Iker aducirá que a fin de cuentas votó a Messi. Pero esto no le salva. Marginar a Xavi para votar a Özil no es de recibo. No creo que en el Madrid hubiera consigna de votar a dos de la casa. Si la hubiera habido, la más racional habría sido pedir incluir a Xavi en lugar de Messi porque con ello favorecería a Cristiano. No acabo de entender la decisión del capitán de la Selección española.

En estas votaciones priman mucho el patriotismo, los intereses de los países y de los clubes. No llega a ser lo de Eurovisión, pero hay casos similares. Baste repasar los votos de quienes tenían derecho a ejercerlos para comprobar hasta dónde llega la manipulación. Ganó Messi justamente, pero Xavi pasará a la historia de este galardón como uno de los grandes olvidados. Muy injustamente.

Posdata. Atención, pregunta: ¿habría habido avión privado Zúrich-Málaga de haber ganado Balón de Oro y mejor entrenador?