Campeonísimo sin compasión

Había ganado el Barcelona al Málaga, Cibeles estaba protegida y el Madrid, advertido, tenía que vencer en Bilbao si pretendía cantar el alirón el 2 de mayo. Ni lo dudó. Entró en San Mamés a por el partido, sin disimulos, volcado sobre la portería de Gorka Iraizoz, quien, antes de cumplirse el minuto, ya se había jugado el tipo a los pies de Higuaín. Fue el primer aviso, mientras los aficionados del Athletic no sabían si pitar al presunto campeón por no jugar la final de Copa en el Bernabéu o centrarse en el encuentro, con un temible aspecto de ciclón... Blanco, de ahí el 0-3, la guinda de la trigésimo segunda Liga madridista, a dos partidos del final.

También sabía el Madrid que Messi había marcado tres goles al Málaga y que el acelerón del argentino obligaba a Cristiano a realizar un esfuerzo suplementario, ahora que ambos pelean por ser los máximos anotadores de la Liga, de Europa y del universo. Messi abrió su cuenta de penalti –dos hizo así–; Ronaldo, por unas manos de Javi Martínez, también disfrutó de esa oportunidad; caprichos del fútbol, las menos veces ecuánime. Con la fe y la confianza que le caracterizan, ni más ni menos que como inauguró la tanda contra el Bayern, tomó más carrerilla que para lanzar una falta, casi frenó encima de la pelota, chutó con el interior al centro, muy flojo, e Iraizoz lo paró. En mi pueblo dirían que quiso tirarlo a «lo Panenka» y le salió a «lo bobo», con todos los respetos.

El error no espesó las ideas de Cristiano, ni le nubló la vista ni le obcecó. Cristiano pensó y templó, intervino en la elaboración del 0-1, al pasar a Özil y éste a Higuaín para que el «Pipita» –en boca de todos porque le aguarda, dicen, un traspaso millonario– rematara con su estilo habitual. Recibió en la frontal, eludió la vigilancia de cuatro del Athletic y colocó el balón en la escuadra. En el minuto 16 el Madrid era campeón. En el 17 el árbitro no vio la mano de Khedira, tan penalti como las de Javi Martínez, y en el 20 Ronaldo, desde la banda derecha, plasmó un centro maravilloso que Özil no estropeó y significó el 0-2.

Con 70 minutos por delante, el Madrid era el campeón, recuperaba los 7 puntos de ventaja sobre el Barcelona a falta de los dos últimos partidos. Su máxima virtud, la pegada, relucía en San Mamés, que echaba en falta algunos cachorros en el equipo de Bielsa. Ander Herrera, Iturraspe y Muniain son bajas sensibles, por su calidad extraordinaria y por su contribución al coro rojiblanco, que ha participado en 58 encuentros en lo que va de temporada. Son muchas batallas y muchos kilómetros en las piernas de un once ideal y de una plantilla en progresión. Bielsa lo sabe y no se queja; su argumento principal es el fútbol, el buen trato del balón, virtudes que le facilitan aproximarse a la portería contraria, sea cual sea. Íñigo Pérez probó con una falta los reflejos de Casillas, excelentes, aunque tras el despeje se quedó de piedra cuando San José hizo temblar el larguero. Segundos después, en el contragolpe habitual, Özil sorprendió a Gorka de idéntica manera.

Terminó la primera parte con clara ventaja del Madrid, 0-2 y aires de campeón. No tenía más tiempo la pelota en su poder, no dominaba el encuentro; pero sí el marcador. Los cambios de juego de Xabi Alonso, con pases imperiales de larga distancia, y la rapidez de reacción de Cristiano, Özil e Higuaín eran suficientes para inclinar el resultado a su favor. Lo de menos era que Coentrao jugara por Marcelo, Khedira por Granero, Callejón por Di María y el «Pipita» por Bezema; el resto era la contundencia del campeón, cada sopapo, un gol, y no era necesariamente «CR7» el anotador... Hasta después del descanso, cuando recuperó el olfato al entrar como un toro para hacer el 0-3, de cabeza. Firmaba 44 tantos, proseguía la carrera con Messi; y el Madrid, 115.

Bastaba al Real defender con corrección, amparado siempre en Casillas, y atacar a la velocidad del rayo para machacar al Athletic, corto de efectivos, porque Toquero no es Herrera, por ejemplo, y sorprendido por la contundencia madridista en cada contragolpe.

A los 50 minutos el Real había puesto su sello y su firma al campeonato, con 94 puntos, muralla inescalable, y frente a diez por rigurosa expulsión de Javi Martínez (min 72). De aquí al 13 de mayo sólo le queda pasear el título, ya conseguido –aunque en la conclusión de este encuentro no le hicieran pasillo– e imponerse batir todas las marcas: 100 puntos y ayudar a Ronaldo, que falló el 0-4 y encrespó a San Mamés.

«CR7», fallo, redención y «butifarra»
Cristiano Ronaldo ya tiene una Liga con el Real Madrid. El objetivo principal está cumplido, pero siempre hay secundarios, como la lucha por el «Pichichi» con Leo Messi, en la que se podrá centrar a partir de ahora. Cristiano marcó un tanto ayer, suma 44. Al principio del partido dispuso de un penalti que decidió lanzar blando y al centro, confiado en que Iraizoz ya se había lanzado al suelo. El portero detuvo la pena máxima, la segunda consecutiva que falla el portugués después de haber marcado hasta 27 sin error. Después marcó de cabeza. Al final volvió a ganarle el portero por la mano y terminó haciéndole un corte de mangas, una «butifarra», a Javi Martínez.

Ficha técnica:
 0 - Athletic Club: Iraizoz; Javi Martínez, Ekiza, San José (Iraola, min.46), Aurtenetxe; Íñigo Pérez, De Marcos, Muniain; Susaeta, Ibai Gómez y Llorente.

3 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Khedira, Xabi Alonso; Callejón (Marcelo, min.86), Özil (Granero, min.78), Cristiano Ronaldo; e Higuain (Benzema, min.76).

Goles: 0-1, min.15: Higuain. 0-2, min.20: Ozil. 0-3, min.50: Cristiano Ronaldo.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes (Comité cántabro). Expulsó a Javi Martínez, en el minuto 72, por doble amonestación. Además, mostró tarjeta amarilla a los locales San José, Toquero e Íñigo Pérez, y a los visitantes Sergio Ramos, Coentrao, Arbeloa, Xabi Alonso y Ozil.Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima jornada de Liga -en su día aplazada-, presenciada en un San Mamés cercano al lleno por unos 39.000 espectadores. Unos cientos seguidores del Real Madrid. Noche calurosa y terreno de juego en buenas condiciones.