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Europa avanza y el euro respira
La cumbre histórica sobre el futuro de la moneda única acabó con un avance notable sobre la imposible situación previa pese al veto de Reino Unido, que se quedó solo en su rechazo al pacto europeo para reforzar la disciplina fiscal y superar la crisis después de que todos los demás socios comunitarios expresaran su disposición a sumarse al acuerdo, incluidos Suecia, República Checa y Hungría, reticentes en un principio. El pacto intergubernamental alcanzado contempla normas más estrictas para controlar el déficit público –que incluyen la «regla de oro» en las constituciones y la fiscalización comunitaria de los países con desequilibrio excesivo– e imponer sanciones más severas a los estados incumplidores, además de promover el desarrollo de nuevos instrumentos para reconducir la crisis. En este sentido, es una buena noticia, especialmente para España, el adelantamiento en un año del fondo de rescate permanente y la aportación de 200.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI) para contar con otra herramienta contra las tensiones de la deuda y frenar el contagio. En cambio, fue decepcionante no haber conseguido el derecho a veto sobre futuros rescates, como también que el fondo permanente, conocido como Mecanismo Europeo de Estabilidad, no se convierta en banco ni amplíe su capacidad de intervenir por el rechazo de Berlín.
Lo ideal habría sido que Londres se sumara al proyecto, pero hubiera resultado desastroso un fracaso por la imposición de un país que ni está en la moneda ni quiere estarlo, y cuya negativa sólo tiene una lectura doméstica condicionada por el carácter euroescéptico de los conservadores británicos. Europa no podía aceptar que los bancos de la City escaparan de la supervisión comunitaria, como exigió Cameron.
El resultado es que se pondrá en marcha una mayor unión fiscal y se endurecerá la disciplina y los instrumentos reguladores que deben permitir frenar el endeudamiento, para responder así a gran parte de las incertidumbres y carencias de la actual Europa. El euro puede respirar con la apuesta de muy probablemente 26 países –y especialmente de los 17 de la moneda única– por este pacto fiscal que resultó además refrendado por el Banco Central Europeo y el FMI.
El balance es positivo, a la espera de que la letra pequeña no defraude las expectativas que ayer animaron los mercados y mejoraron la prima de riesgo, y de que las discusiones sobre los eurobonos y un papel más activo del BCE no queden relegadas. Europa progresa sin Reino Unido, pero progresa con decisión, e interrumpe ese viaje a ninguna parte en el que estaba embarcada. Hay nuevas reglas de juego y España debe incorporarse al núcleo de decisión que llega. Rajoy se ha movido para ello con rapidez y de forma convincente.
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