Desahucio

Engañados

Son las casas del «caso DICO», por el que están imputados el alcalde y su concejal de Vivienda 

Los trasteros y el garaje se inundan con la lluvia, por lo que en el primer piso de las viviendas públicas de la parcela Echeveste el agua se recoge con una bañera
Los trasteros y el garaje se inundan con la lluvia, por lo que en el primer piso de las viviendas públicas de la parcela Echeveste el agua se recoge con una bañeralarazon

MADRID- El 9 de febrero de 2005, 1.500 vecinos de San Fernando de Henares concurrieron al sorteo de la promoción pública de la parcela de la Real Fábrica de Paños (parcela Echeveste). La Empresa Municipal del Suelo (EMS) iba a construir 154 viviendas en el centro del municipio y los agraciados con semejante «chollo» lo celebraron por todo lo alto. Lo que no sabían es el calvario que les esperaba: cinco años de espera para entrar en un piso y, cuando por fin les dan las llaves, la casa está sin terminar. Son los afectados por el «caso DICO» (nombre de la primera constructora que se hizo cargo de la promoción), por el que está imputado el alcalde de San Fernando, Julio Setién (IU); su antecesora, Montserrat Muñoz (IU), y el actual concejal de Vivienda y gerente de la EMS, Manuel González Rojo (PSOE), entre otros.
Mientras la Justicia investiga si cometieron los delitos de fraude, malversación y tráfico de influencias en la adjudicación de las 154 viviendas a la promotora DICO, los vecinos ganadores del sorteo viven su propio vía crucis. Este verano les han entregado las llaves y han firmado las escrituras, sin embargo, la mayoría entró en su casa cuando ésta estaba aún sin terminar. Muchos de ellos han sufrido un calvario para contratar los suministros de agua y luz, sus trasteros se inundan con la lluvia y viven entre muros de hormigón visto. En estos cinco años de espera, cerca de 60 de los 154 beneficiarios del sorteo han tenido que renunciar a las casas: unos porque ya no cumplen con los requisitos que el Ayuntamiento impuso en 2005, otros porque, a mitad de camino, se cansaron y buscaron otra casa sobre la que no pesaran denuncias. Los que resistieron aún hoy sufren las consecuencias.