Educación

OPINIÓN: Libres pero atados

No creo que la juventud sea un estamento completamente diferente al resto de la sociedad, al margen y aislado. Tampoco es justo comparar la juventud de ahora en su conjunto con la élite de los en años 50 o 60, porque el nivel de escolarización, ni qué decir de universitarios, era muy bajo y los que podían tener estudios superiores tenían una formación y un actitud muy elitista si comparamos con la que tienen los jóvenes actuales.

La juventud reivindica sus espacios de libertad, pero es consumista
La juventud reivindica sus espacios de libertad, pero es consumistalarazon

Sociológicamente, la mayor parte de la juventud de aquellas décadas era de carácter rural, plenamente agraria, y poco menos que analfabeta. Pero yo quisiera compensar, aliviar o, mejor aún, hacer justicia a esa especie de condena a la que constantemente queremos someter a los jóvenes recordando una serie de datos que me parecen objetivos. Es justo decir que la juventud española actual es más abierta, más libre, más tolerante, más plural, más moderna, más cosmopolita, más escolarizada, con mejor formación, más internacional, más viajada, con más idiomas, más conectada, más informatizada y con muchos más accesos al conocimiento. Quería ante todo evitar la típica elegía tristona de cómo está la juventud hoy porque es un mal método de análisis.

Antes de entrar en las sombras quisiera asomarme al lado más luminoso, y es que la juventud de hoy es más sensible a los valores inmateriales: a las ONG, al voluntariado, a algunas causas justas. Ahora, entremos en las sombras. La juventud explota el tiempo en el que vive; no es una isla desierta contrapuesta al resto de la sociedad.

Es un mundo con amplísimos márgenes, que reivindica sus espacios de la libertad, que se siente ofendido si sufre cualquier ataque, pero, paradójicamente, es consumista. Ahí está la contradicción. Usa su libertad para consumir. Esa libertad conquistada acaba vulgarizada, porque no se destina para un refinamiento cultural, sino para colmar sus deseos ilimitados. Por eso hablamos de una juventud hedonista.

Hay, además, una cierta «horterización». La unión entre lo libertario y lo consumista que tiene reflejos en cosas como: vivo con mis padres pero pido un crédito para comprarme un cochazo. Es una sociedad liberada pero no emancipada. Ni pueden ni tienen estímulos para la emancipación económica y moral. Y el principal impedimento para conseguirlo es que estamos en una sociedad que idolatra a la juventud. Importa la espontaneidad física y estética, la fuerza, el culto a la belleza, a la libertad...

Lo que observa un chico joven es que una persona de 40 o 50 años lo que quiere es ser joven. Si ves una foto de hace un siglo encontrarás que el padre con 40 años parece que tiene 60 y el chico de 18 tiene unos bigotazos que parece que tiene 40. La juventud y la adolescencia se consideraban situaciones provisionales e incluso embrionarias de la verdadera personalidad que es la adulta.