España
Seamos serios por Alfonso Merlos
No nos hagamos los ofendidos, ni los humillados, ni las víctimas. Porque no es así. Porque no tiene razón de ser. Y porque no podemos engañar a los ciudadanos. Los presidentes de nuestras sufridas autonomías han sido parte fundamental del problema de España y están obligados a ser parte de la solución. Les cueste reconocerlo o no. Con herencia socialista o no de por medio. No hay vuelta de hoja. No hay réplica posible. No hay matización.
Es muy fácil gobernar cuando uno puede endeudarse sin consecuencias, cuando puede desbordar todos los límites de déficit imaginables. Pero un político de verdad se mide a las duras y a las maduras. Y en esa encrucijada están los jefes de gobierno regional. Porque eso son: partes de un todo, ni más ni menos. Y eso significa que la salvaguarda de los intereses nacionales está por encima de sus cuentas, sus cálculos, sus presupuestos, su administración paralela, su política pequeña aunque respetable y necesaria.
Pero una cosa es la palabra y otra, los hechos. ¡Sólo faltaba que no se hubiese llegado a un acuerdo para cuadrar las cuentas públicas! Otra cosa es que se haga. Y ésa será la prueba del algodón para medir la solvencia, la credibilidad y el espíritu de superación de quienes tienen la obligación de capitanear el camino a la salvación desde su acotado puesto de mando.
Rajoy no es ningún héroe y en realidad ninguno de nuestros dirigentes debería aspirar a serlo. Los españoles sólo les estamos demandando a nuestros comandantes, de arriba abajo y de abajo arriba, responsabilidad y seriedad. Que hagan lo que deben y que lo hagan ya. Con tesón, con un desgaste inevitable, con un afán patriótico ineludible. Nada más. Pero tampoco nada menos. ¿Es tan difícil entenderlo?
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