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España y las elecciones en EE UU

La Razón
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Barack Obama y Mitt Romney agotan las últimas horas de la campaña electoral, consideradas decisivas para atraer al todavía alto porcentaje de indecisos e inclinar así la balanza a su favor. Lo que suceda este martes, sin embargo, afecta también al resto del mundo y, por tanto, a España. ¿Qué le conviene más a nuestro país, la reelección del demócrata o la victoria del republicano? No cabe duda de que las políticas de Romney son más congruentes con el esfuerzo de austeridad que está haciendo Rajoy y, por tanto, su elección sería más beneficiosa. De entrada, resulta ilustrativo el hecho inédito de que España haya sido protagonista invitado en esta campaña por los dos candidatos, que la pusieron como ejemplo de lo que no debe ser una gestión pública. Si a ello se le unen las informaciones y reportajes negativos de los medios norteamericanos, claramente tendenciosos, sobre la situación española, puede concluirse que los votantes norteamericanos no se han formado la mejor de las imágenes. Es cierto que las declaraciones de Obama de que España no puede caer porque es una nación demasiado importante para la estabilidad de Europa deben interpretarse como un sólido apoyo. El presidente norteamericano ya fue decisivo en mayo de 2010, cuando persuadió a Zapatero para que cambiara su política económica. Es decir, que sigue muy de cerca los vaivenes del euro y de la crisis española, pero también es cierto que su política keynesiana del gasto público es contraria a la española. Por lo demás, es evidente que las relaciones entre Madrid y Washington están por encima del nombre concreto del inquilino de la Casa Blanca. España es un aliado leal de EE UU en cuestiones de seguridad, no variará su compromiso en Afganistán y asumirá con coherencia su papel allí donde le sea requerido, ya sea en una hipotética crisis con Irán o frente al terrorismo islamista. En este punto, resulta más que elocuente la reciente firma del acuerdo entre los gobiernos español y norteamericano para instalar en la base naval de Rota el escudo antimisiles de la OTAN en el sur de Europa. La relevancia estratégica que este despliegue otorga a nuestro país es innegable y lo coloca como pieza clave para la estabilidad en el Mediterráneo y en el norte del Magreb. En el terreno comercial, las relaciones están sólidamente asentadas y no cabe esperar cambios, gane quien gane los comicios. Eso sí, sería muy deseable que en esta legislatura se produjera la visita a España del mandatario norteamericano, que ayudaría a mejorar nuestra imagen en la sociedad norteamericana y, sobre todo, a reforzar la confianza de los inversores en nuestra economía. Sea Obama o sea Romney el que se ponga al timón de la primera potencia mundial, no es previsible que haya cambios en las relaciones bilaterales; lo importante es que sean más fluidas y cercanas.