Estados Unidos
Pakistán prefiere el proyecto antiterrorista de Romney
La buena relación con Bush tras el 11-S llevó a la OTAN a la zona
Cuando le preguntas a un paquistaní de a pie que a quién prefiere si a Obama o Romney te contestará que él no ve la diferencia, «los dos son americanos». El sentimiento antiamericano está tan extendido en Pakistán, especialmente por la guerra de los drones en las áreas tribales fronterizas con Afganistán, que los paquistaníes no esperan cambios significativos en las políticas internacionales de EE UU en la región de Asia central. Los dos países comparten una relación cercana pero complicada, que ha pasado por varios sube y baja, sobre todo durante el último año debido a problemas como los ataques con aviones no tripulados, el incidente del puesto militar de Salala, donde murieron una veintena de soldados paquistaníes por un error de la OTAN, y la indignación por la película blasfema de Mahoma. «Los sentimientos antiestadounidenses han ido en aumento entre la población general, y la gran mayoría de los paquistaníes son extremadamente críticos no sólo con la política estadounidense, sino también con el presidente Obama», explica a LA RAZÓN el politólogo Hamayoun Khan, de la Universidad Quaid-i-Azam, en Islamabad. Aunque reconoce que durante la Admnistración Obama, ha habido «una gran cantidad de ataques con aviones drones» y «de interferencia en nuestros asuntos internos», Khan prefiere al presidente Obama, «ya que el riesgo de un candidato desconocido es más grande». «Creo que Obama será mejor opción para Pakistán. Nosotros ya lo conocemos y él nos conoce a nosotros, así que será más fácil negociar o hablar con él», insiste el profesor paquistaní. Sin embargo, si nos basamos en la última encuesta realizada por la cadena BBC en su servicio en internet, el pasado 24 de octubre, el resultado fue más favorable para Romney. Según la encuesta, los paquistaníes dieron a ambos candidatos presidenciales en Estados Unidos menos del 20 por ciento de aprobación, pero Romney ganó con un estrecho margen. Se debe recordar que Pakistán fue de los primeros países que firmaron el pacto contra el terrorismo, tras el atentado del 11-S. El ex presidente Musharraf mantuvo una buena relación con la Administración Bush y abrió los brazos a la OTAN para que utilizaran su territorio como vías principales para el suministro de las tropas de la Alianza en Afganistán. Este acuerdo millonario ha favorecido a la élite militar paquistaní y seguramente no ve con buenos ojos la retirada de las fuerzas de la OTAN del país vecino. El ex dictador Musharraf prometió al ex presidente Bush que si Osama Bin Laden estaba en Pakistán él mismo se encargaría de eliminarlo. La pregunta que queda en el aire es si la Administración Bush habría llevado a cabo una operación secreta unilateral contra Bin Laden o habría hecho partícipes a los servicios de Inteligencia paquistaníes (ISI) y las Fuerzas Armadas. El Ejército paquistaní todavía no ha superado la humillación por la muerte de Bin Laden. El futuro de Afganistán es cada día más incierto, a medida que se acerca el plazo de la retirada final de las tropas de EE UU del país. Para Rashidula, que trabaja de traductor para las fuerzas ISAF en Helmand, «Afganistán aún no es un país maduro políticamente ni su Ejército, preparado». Rashidula teme que el caos se apodere del país en el momento en que se marchen las tropas de la OTAN. «Volveremos al tiempo de la guerra de guerrillas, y los talibanes podrían volver al poder», lamenta el traductor afgano. Como Rashidula muchos afganos esperan que tanto si gana Obama o Romney «continúen con los programas de ayuda a Afganistán y la formación de las tropas».
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