Roma

El arte de morir

Durante más de quince años, la Fundación Privada Catalana para la Arqueología Ibérica ha reunido una importante colección de piezas con las que se recrean algunos pasajes de la Antigüedad.

Una máscara y sarcófagos egipcios forman parte del contenido de la exposición en el Museo Diocesano de Barcelona
Una máscara y sarcófagos egipcios forman parte del contenido de la exposición en el Museo Diocesano de Barcelonalarazon

BARCELONA- Una parte de estos trabajos pueden verse en estos días en el Museo Diocesano de Barcelona. Bajo el título «La otra cara de la vida», la muestra presenta 125 tesoros arqueológicos de tema funerario. El recorrido propuesto al visitante aglutina obras del paleolítico, el neolítico, Egipto, Grecia o Roma.

Organizada por Serveis Funeraris de Barcelona-Grupo Mémora, y comisariada por Josep Marés, la muestra pretende acercar a todos los públicos la cultura funeraria, a la vez que se quiere crear un espacio que invite a la reflexión sobre la muerte.

Variedad de épocas
Entre los tesoros en esta exposición, brillan especialmente algunas piezas de piedra con unos 150.000 años de historia y vinculadas con la cultura paleolítica. Procedente del Antiguo Egipto, en el Museo Diocesano se presenta una máscara de 1.550 antes de Cristo. Asimismo se han incluido vasijas de la cultura islámica del siglo XIII.

De esta manera se puede conocer como ha evolucionado el tema funerario a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en el viejo Egipto, se creía en una vida de ultratomba, por lo que se preparaban para ella, siguiendo unos rituales y unas normas determinadas en el «Libro de los muertos». Por su parte, los griegos adornaban el cadáver y colocaban una moneda en su boca par pagar al barquero llamado Caronte.

En otra civilización, la del Imperio Romano, los ciudadanos de condición más humilde, para garantizarse un entierro honorable, se hacían cofrades de algun Collegia uneraticia. En esta cultura las catacumbas paleocristianas, que rodeaban la ciudad de Roma, llegaron a tener bastantes kilómetros de longitud y diversos pisos superpuestos.

La exposición también ayuda a conocer que según el ritual islámico, el cadáver se limpia por partes, siempre de arriba a abajo y en un número impar de veces, para recordar la unicidad de Dios.