Crítica de cine
La ministra cree que Torrente no es exportable por Jesús MARIÑAS
Óptima oportunidad para que Santiago Segura incluya a González-Sinde en un filme que, posiblemente, ella no verá como ministra. La otra tarde, al pairo del dolor de la familia Morante, hablé con ella en su doble faceta de responsable de Cultura y profesional del cine.
Le pregunté: «¿Le ha sorprendido más el éxito artístico de "Pa negre"o el multitudinario de "Torrente IV"?». «Responden a dos estilos de cine con un público muy definido», opinó sin mojarse. Ni calibra el impacto casi neorrealista de la cinta catalana tan impactante ni que Torrente bate récords de público. De ahí que Alegoría montase una fiesta para celebrar sus tres millones de espectadores.
Exaltación y retrato goyesco de la España más negra que tiene por arquetipos a Belén Esteban y Kiko Rivera. Él degustó un pastelón de chocolate apurando el adiós a la buena vida antes de salir para «la isla» que humorísticamente compara con «La Buchingué», porque te adelgaza y broncea. Casi filósofo de andar por casa, perdonen mi entusiasmo, con gracias de las que no abundan. Desde Buñuel o Berlanga nadie como Segura nos había plasmado con tanto realismo callejero. Es ya casi un sainetista que engrandece la pantalla con nuestra caspa nacional. Octavio Aceves fue el invitado más sobresaliente, ya ven el nivelón de la noche.
Vuelvo a la ministra de melena tan lacia como sus opiniones, guiones y modales: «¿Cuál de los dos títulos le parece más representativo y exportable?». Ella contesta: «Hombre, el drama siempre resulta más entendible para cualquier público, porque la comedia tipo "Torrente"queda más localista. Sin dudarlo exportaría «"Pa negre". El drama vende mejor». Segura adelantó que ya tiene un guión para un nuevo episodio donde le da un personaje tragicómico a Víctor Sandoval y sus patéticas tribulaciones televisivas. Por ahí puede estar orientada la secuela panorámica de nuestra realidad nacional con la Esteban como princesa de barrio.
Por ello su prepotencia, insensatez permanente y desafío a la jefatura de un Telecinco doblegado a sus caprichos e imposiciones. Más dulce, modesta y flexible era cuando la conocí, casi emparejada por el entonces niño Miguel Ángel Muñoz, una relación que bendecía Celestina para venderla su mamá, mi comadre, Cristina Blanco. El chaval se dejaba querer y fue prólogo al montaje con Óscar Lozano, padre del niño de la en todo hermosa Carmen Morales, ya en capilla para darle el sí a Luis Guerra. Esto sí me enternece.
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