Barajas

Sidecars escuela de rock

La joven banda, una de las revelaciones del año pasado, publica su segundo largo

Sidecars escuela de rock
Sidecars escuela de rocklarazon

Hay pocos sonidos tan reconocibles como el de una cremallera. Pocos que se asocien más a la estética del rock & roll. «Simbolizan todo lo que queremos tanto literal como metafóricamente. Queremos desabrochar todas las cremalleras posibles», dice Juancho, cantante de Sidecars, una de las bandas emergentes (ninguno de sus miembros pasa de los 25 años) a pesar de que acumulan más de 150 conciertos en los últimos dos años. Su segundo álbum, «Cremalleras», ha ingresado esta misma semana en entre los diez más vendidos.

Leyva producciones
La voz de Juancho también es reconocible. Clavada a la de Leyva, de Pereza, su hermano y productor del disco. «No vamos a hacer que cante como un pitufo maquinero sólo para distinguirnos. El que se acerque al disco verá que, genética aparte, tenemos estilos diferentes», dice Manu, guitarra y coros. «A Leyva le debemos mucho. Lo tiene todo en la cabeza y entiende el sonido que buscamos sin que tengamos que decirlo», añade. Para explicar sus referencias citan a Tom Petty, a los Rolling Stones y a The Byrds. «Pero también Burning, Leño, Tequila, Los Rodríguez, Los Ronaldos», enumera. Todos son madrileños, ¿es que hay un sonido Madrid, una actitud? «Creemos que sí. Esas influencias están siempre en nuestra cabeza a partes iguales que las extranjeras, y cuando nos comparan con ellas, es un honor», dice Juancho. El esqueleto de sus canciones parte de las décadas de los 60 y los 70, estructuras clásicas sobre las que en esta ocasión se han atrevido a añadir guitarras «slide» o de doce cuerdas, distintos ecos al blues o al rock sureño, añadidos al final, porque su condición era grabar los instrumentos principales a la vez, en el estudio. «Luego, algunos temas pedían otras cosas para darles un aire diferente, mezclando décadas, no importa –dice Manu–. Es nuestra forma de componer, cada uno trae una canción, letra y música, y la hacemos de Sidecars en el local». Empezaron a tocar faltando a clase, en la Alameda de Osuna, una zona residencial acomodada cercana a Barajas, cuna de buenas bandas como Buenas noches Rose, Pereza, Le Punk o Alamedadosoulna. «No es que pase nada especial en el barrio. Siempre hemos mirado a los mayores, que se reunían para tocar la guitarra en el parque y sólo queríamos ser como ellos», dice Juancho.

 Cuando se les pregunta si son también «culpables» de la crisis de la industria por las descargas ilegales, les sale un espontáneo «sí», que pronto matizan. «Bueno, es más cómodo tener la discografía de Black Sabbath en Mp3, pero de los grupos que me gustan quiero el disco. Además, ya nadie necesita hacerlo con Spotify», dice Ruly. «Es más lógico tener el disco de un grupo que una camiseta», añade Gerbass. «Yo no descargo porque soy un inútil con los ordenadores», tercia Juancho, cargado de sinceridad.