España

Nos importan los vascos

La Razón
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Es un tema que sale cada cierto tiempo de manera recurrente en el debate político y que vuelve a desaparecer «guadánicamente» una vez y otra. Hablo de los exiliados del País Vasco que están empadronados fuera de él; de la posibilidad de que voten en las autonómicas y municipales de su tierra o de que incluso regresen a ésta. Hace unos meses fue el Gobierno de Patxi López el que volvió a acordarse de ellos, pero se trataba de una invocación en vano y con obvios fines electoralistas. Los mismos que hicieron que la espinosa cuestión volviera a quedar aparcada porque sólo 50.000 papeletas que provinieran de Madrid –y que, presumiblemente, serían conservadoras en su mayoría– modificarían de un modo sustancial el mapa electoral vasco. Y también el madrileño. Serían por lo menos 50.000 votos que ya no irían a las candidaturas populares de la capital de España. Hago estos números calculando por lo bajo y los hago porque creo que conviene tratar de antemano esta cuestión que se acabará planteando antes o después a pocos pasos que diera una iniciativa de esa índole.
Ahora es Antonio Basagoiti, el político de la generosidad y del apoyo desinteresado al pacto que se llamó «para el cambio», el que vuelve a poner sobre la mesa este delicado asunto que nos exige ser generosos a todos los que nos preocupa la ofensiva de Amaiur y más aún a los que profetizan desastres. ¿De veras nos importa lo que allí pase? Lo que está proponiendo Basagoiti es la deriva natural y sensata que debería seguir un País Vasco que, según los socialistas, está dando saltos hacia la convivencia. Veremos de dónde vienen las pegas a esos incentivos que postula el joven líder popular para el retorno y para el voto de la díáspora amenazada.