Londres

Los niditos de amor de Guillermo y Kate

Está claro que el príncipe Guillermo y Kate Middleton van a seguir dando de qué hablar tras el sí quiero. Apenas quedan secretos del enlace real, exceptuando el vestido de la novia. Pero tras la boda, el pueblo quiere seguir la pista a la pareja y ahora la gran pregunta es dónde, cómo y con quién compartirán techo una vez se hayan convertido en marido y mujer.

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Hay muchas especulaciones. ¿Una casa de campo, una granja, un apartamento en Londres?
Vayamos por partes. Una vez finalizada la luna de miel, la pareja situará su residencia en Anglesey, una remota isla al norte de Gales cuya conexión con Gran Bretaña (y, por tanto, con los compromisos de la corona) se limita a dos puentes.

La versión oficial asegura que la decisión de trasladarse allí se tomó para estar cerca de la base de Valley de la Fuerza Aérea Real, donde Guillermo presta servicio. Pero lo cierto es que, más que por logística, la pareja se decantó por el recóndito paraje por la privacidad que, a priori, les ofrece.

«Dejará el domicilio familiar»
Ninguno de los dos es muy amigo de las cámaras y su intención es refugiarse en la isla para que los medios vuelvan a poner su atención en la actividad del príncipe Carlos y Camilla, ya que son ellos los herederos a la corona. Pero está difícil que dejen de protagonizar portadas. Además, las malas lenguas comentan que el propio Buckingham Palace es el que quiere engordar su agenda consciente del aire fresco y la popularidad que los jóvenes han dado a la familia real.

La soberana es la que manda, así que la pareja tendrá que hacer varios viajes a Londres para diferentes actos. En estos casos, se hospedarán en Clarence House, la residencia oficial del príncipe de Gales y su mujer. Carlos y Camilla tienen sus propias dependencias, pero, hasta la fecha, Guillermo y Enrique habían ocupado la otra área. No es probable que ahora se pongan a hacer obras para crear un miniapartamento, por lo que, a Kate no le quedará más remedio que compartir techo con su cuñado. Cuando este periódico preguntó por la situación del matrimonio cuando tenga que hacer noche en la capital británica, la respuesta oficial se limitó a señalar que «en un futuro el príncipe Guillermo dejará el domicilio familiar».

Los mentideros aseguran que el heredero tendría ilusión por compartir con su esposa Kensington Palace, el palacete donde se fueron a vivir Carlos y Diana nada más contraer matrimonio y al que luego Lady Di volvió tras la separación. Para Guillermo es un sitio realmente especial. Sin embargo, Scotland Yard le habría podido quitar la idea de la cabeza, ya que es un punto sumamente transitado por los turistas, lo que hace más difícil mantener su privacidad y su seguridad. Cada año, 250.000 personas pasean por sus jardines y se espera que la cifra aumente hasta los 350.000 el año que viene, cuando estén finalizadas las obras de reconstrucción.

Pero la decisión por fijar su casa en Londres no tiene que tomarse ni mucho menos en un futuro inmediato. En Anglesey pasarán un largo tiempo antes de mudarse a la ciudad. La casita en sí es una pequeña granja donde los novios ya vivían extraoficialmente juntos. El alquiler es de 750 libras al mes (850 euros), mucho menos de lo que se paga por un piso de dos habitaciones en la capital. Una vez finalizado el servicio con la Fuerza Real Área, el matrimonio se mudará a una casa de seis habitaciones que el príncipe Carlos está construyendo en Harewood Park, en Herefordshire (Inglaterra).

El heredero compró el terreno en el año 2000 y, como no podía ser otra manera, las obras se están llevando a cabo bajo la estricta teoría ecológica que tanto defiende en su día a día. No se sabe si será un regalo de bodas o tan sólo es un nidito de amor de «préstamo». Lo que está claro es que por alojamientos la pareja no tiene de qué preocuparse.

El príncipe pide calma
Guillermo ha pedido a la reina Isabel II que le conceda dos años de tranquilidad para poder asentar su vida con su esposa antes de hacerse cargo de su función pública. Según «The Sunday Times», Guillermo no quiere que Kate pase por las presiones que tuvo que soportar su madre. El ejemplo de discreción de su abuela después de su boda con el duque de Edimburgo parece ser el modelo a seguir.