Kilómetros por vida

VALENCIA- Nacho Olmos ha puesto sus piernas en venta. Al menos en sentido figurado, porque este valenciano de 36 años pedalea desde hace tiempo en honor a su hermano Manolo, fallecido hace seis años por un cáncer de páncreas. Lo hace por él y por los que en un futuro deberán enfrentarse a esta enfermedad –según la Organización Mundial de la Salud, cada año provoca la muerte de casi ocho millones de personas-.
La última aventura llevó recientemente a Nacho al nuevo continente. 3.500 kilómetros desde Chile a Argentina sobre una bicicleta a la que tuvo que acostumbrarse - «lo mío era fútbol, mi hermano era el de los pedales. De hecho, la bici me la regaló mi cuñado»- y junto a dos amigos incondicionales que le seguían en caravana como apoyo mecánico y anímico, aunque admite que le gusta más pedalear solo. «Me molesta tener compañía, además, me recuerdan a mi hermano y prefiero tener la mente despejada».
Pero antes de la ruta americana ya había hecho sus pinitos por las sendas patrias. «Hace tres años recorrí el Camino de Santiago, me gustó y repetí por algunos de los trayectos por donde pasa la Vuelta Ciclista a España. Duro, pero lo logré en doce días y me supo a poco».
Ese fue el génesis de su andanza andina. Primero el plan, luego el dinero y después, el pedaleo. En colaboración con la Asociación Española de Lucha Contra el Cáncer puso a la venta los kilómetros que tenía pensado recorrer. Cinco euros o treinta pesos argentinos por cada uno. Y así nació la idea de «Un camino por Manolo» (página web incluida), de la que logró cubrir mediante patrocinio 400 kilómetros.
«Los fondos nos permiten llevar un mensaje de vida y concienciar a la gente, porque la prevención es fundamental». Lo hicieron en cuantos hospitales y colegios se encontraron a su paso y que mostraron interés y oídos.

Parada en España
Nacho regresa a América el próximo año. En esta ocasión, a través de una ruta distinta, la que transcurre de Chile a Argentina a través de las poblaciones de Córdoba y Rosario. Pero este año se suma otra novedad. Habrá parada en España. El viaje de regreso Madrid-Valencia promete ser igual de duro.
«Me tomo las vacaciones en febrero, que es cuando menos trabajo hay –tiene una tienda en una céntrica calle de Valencia-. Lo dejo todo en manos de mi madre, la pobre, que es la que más sufre por mí, pero está muy contenta y orgullosa». Como lo está él de poder llevar a cabo este tributo a su hermano. «En caso contrario, él haría cosas más fuertes por mí».