Europa

España

Europa debe ayudar: por Shahin Vallée

La Razón
La RazónLa Razón

El Gobierno español ha tomado dos decisiones importantes esta semana. La primera, nacionalizar Bankia, que sembraba incertidumbre en el sistema bancario, y cambiar su dirección. La segunda es llegar a un acuerdo para realizar una auditoría del sector privado y de gran parte de los activos bancarios con el fin de evaluar la credibilidad de pérdidas potenciales. La razón implícita que existe detrás de estas dos decisiones es que, incluso con el reconocimiento de más pérdidas, España será capaz de absorberlas o estirarlas en el tiempo y reestructurar el sistema bancario por su cuenta.

Ésta es esencialmente la estrategia que se aplicó en Irlanda en 2010 y produjo resultados tan buenos como la acumulación de pérdidas del sector bancario por encima del 35% del PIB, además de llevarse a cabo importantes recortes fiscales más allá de sus dramáticas consecuencias. Podría decirse que el sistema bancario en España es diferente; los activos totales de los bancos como porcentaje del PIB es significativamente menor (330% en España frente a 979% en Irlanda en 2010) y la calidad de los activos podría ser mejor. Sin embargo, la raíz es la misma: la zona euro tiene un mercado único para servicios financieros y una política monetaria única, pero no hay un mecanismo europeo para la resolución del sector bancario. La crisis de la banca española es, en realidad, una crisis bancaria europea, y por esta razón no puede ser resuelto sólo por el Gobierno español.

Esta estrategia de aislamiento ha sido probada antes y en todo el mundo produce resultados catastróficos para los contribuyentes. No hay ninguna razón para creer que España podría ser diferente. De hecho, resolver juntos la crisis en la banca española no sólo sería mejor para España, que le permitiría compartir los riesgos fiscales de manera asocidada, sino también para Europa que se situaría en un camino hacia una política bancaria que: preservara los recursos de los contribuyentes en caso de crisis, mejorase la estabilidad financiera y contribuyera a reiniciar la oferta de crédito y el crecimiento económico. Esto está a su alcance y debe ser una parte integral del «pacto de crecimiento» que los Jefes de Estado y de Gobierno negociarán en junio porque el riesgo más grande para el crecimiento es la angustia financiera prolongada.

España debe solicitar formalmente un programa de asistencia financiera específica, diseñada para tratar, recapitalizar y reestructurar su sistema bancario. Debería ir acompañada de un programa preventivo que garantice el acceso de España a los mercados financieros y permitir a las autoridades españolas llevar a cabo su ajuste fiscal en curso, sin medidas de austeridad adicionales. En la práctica, el BCE y la Comisión Europea, propondrán un plan de reestructuración aprobado por el Eurogrupo que obligue a las autoridades españolas, al FESF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) y al MES (Mecanismo de Estabilidad Financiera) proporcionar el capital necesario. Para la banca, esto implicaría necesariamente nuevas fusiones, reestructuraciones y, posiblemente, la quiebra de algunos bancos que las autoridades españolas encontrarían desagradable. La supervisión europea y las aportaciones de capital asegurarían que este proceso de reestructuración se llevase a cabo con rapidez, y lo que es más importante, podría crear un precedente y el embrión de un verdadero marco de resolución bancaria federal en la línea del FDIC en EE UU, cuya ausencia en Europa ha sido muy costosa para el crecimiento, el empleo y los contribuyentes en toda la región. España tiene en sus manos una oportunidad histórica para resolver su crisis bancaria nacional apoyado por sus socios europeos.

Shahin Vallée
Economista del «think tank» Bruegel