El Cairo

El republicano desmonta a los demócratas por César Vidal

La Razón
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La campaña electoral no va bien para Barack Obama y hay razones para ello. Entre las mismas, tienen un papel especialmente relevante el fracaso palpable y trágico de la doctrina de El Cairo con la que Obama pretendió inaugurar «un nuevo comienzo» en las relaciones con las naciones musulmanas, el estancamiento de la situación económica y, sobre todo, la ausencia de propuestas que vayan más allá de cortejar a las minorías y de pedir a los ciudadanos que esperen. Este cúmulo de circunstancias negativas ha llevado a los asesores de imagen del actual presidente a enfocar la actual campaña en el resentimiento de clase. Mitt Romney sería, de acuerdo con ese discurso, el abogado de los pudientes y acaudalados frente a un Obama defensor de los humildes y menesterosos. Dentro de esa visión maniquea – y falsa–, uno de los latiguillos más utilizados por los demócratas ha sido el de que Romney se negaba a enseñar su declaración de la renta para que el pueblo americano no supiera que era un plutócrata.
Que el argumento había calado entre algunos sectores de la población queda de manifiesto si se tiene en cuenta que hace un par de días, en su comparecencia en la Universidad de Miami ante un auditorio mayoritariamente favorable, Romney tuvo que escuchar más de un grito que exigía que mostrara su declaración. Era la simple repetición de un lema que ha aparecido de manera machacona estos meses en las redes sociales.

En las últimas horas, con un fin de semana de actividad electoral en apariencia más relajado, la oficina de propaganda de Romney ha anunciado la publicación de la tan comentada y exigida declaración. Mitt Romney pagó 1.935.708 dólares en concepto de impuestos sobre unos ingresos de 13.696.951 millones de dólares en el año 2011. Se le aplicó un tipo del 14,1 por ciento, normal en Estados Unidos, aunque muy reducido en relación con los habituales en España, que soporta la presión fiscal mayor de toda Europa sólo con la excepción de Suecia.
Por si el golpe de efecto fuera escaso, Romney ha anunciado también su intención de publicar una carta de su asesor fiscal, PricewaterhouseCoopers, LLP, en la que se daría cuenta detallada de las tasas impositivas abonadas por el candidato republicano durante las dos décadas que van de 1990 a 2009. El cálculo conjunto muestra que Romney estuvo pagando impuestos durante esos años con una tasa federal media del 20,20 por ciento, si bien en algún momento ésta llegó a descender hasta el 13,66 por ciento. Los datos no favorecen en absoluto la demagogia de la que los demócratas han hecho gala en los últimos meses, pero es que, por añadidura, les pueden causar no poco daño. Tan sólo en el año 2011, los Romney entregaron 4.020.772 dólares en donativos a obras filantrópicas y de caridad.

Hasta ahora, los demócratas se han esforzado por presentarlo como un personaje frío e insensible ocupado únicamente de amasar una fortuna. No hay que ser especialmente inteligente para darse cuenta de que los republicanos, con las cifras en la mano, le han dado la vuelta a la situación y de que ahora Romney aparece ante la opinión pública como un hombre de enorme destreza empresarial que además resulta notablemente caritativo. No sorprende que más de uno se esté preguntando si este golpe de efecto no estaba preparado desde hacía tiempo.

 

César Vidal
Enviado especial a las elecciones de EE UU