Ganadores y perdedores poor Carlos R BRAUN

Es claro que los sindicatos fracasaron ayer con la huelga de funcionarios y personal laboral de la Administración Pública. Cabría que cualquier amigo de la libertad y la prosperidad de los trabajadores lo celebrara, pero no lo recomiendo, porque este fracaso ha sido un éxito de Smiley y sus secuaces, cuya pandilla es aún peor que la de los sindicalistas, y su capacidad de hacer daño es sustancialmente mayor. Fiel a su habitual abrazo del oso, la política cubrió a las centrales sindicales de privilegios y los ahogó: no son capaces de sacar a la calle ni a sus propios liberados, y su prestigio se hundió en una sentina análoga a la lúgubre en la que chapotean las autoridades. El deplorable éxito del Gobierno pudo apreciarse en las descaradas declaraciones de sus integrantes, todas expresando comprensión ante el derecho a protestar, pero todas al mismo tiempo subrayando la responsabilidad de los funcionarios, que en masa fueron ayer a trabajar. Escuchar a sujetos como Manuel Chaves simulando con esta pose ser un estadista de gran altura resultó como mínimo irritante pero, otra vez, conviene no exagerar la nota. El portavoz del PP, Esteban González Pons, desplegó idéntica demagogia al proclamar que si él fuese funcionario habría secundado la huelga, y al reprochar al Gobierno por ¡haber suprimido el Impuesto de Patrimonio! Quienes nos gobiernan han ganado, posiblemente también quienes aspiran a sucederles, y hemos perdido todos los demás.