Disturbios
29-S: el «macrobotellón»
Los servicios de limpieza recogieron el sábado 5.000 latas de cerveza y cascos de botellas n Algunos acudieron sólo para participar en el «lío»
MADRID-Al final se convirtió en un «botellón». Los actos de protesta que se registraron durante la tarde- noche del sábado en la Plaza de Neptuno de Madrid, derivaron, sobre las 11 de la noche, en una concentración en la que primaba el consumo del alcohol. Como el día 25, los servicios de limpieza recogieron unos 5.000 envases de cerveza y otras bebidas alcohólicas, cuando el lugar, pasada la media noche, fue desalojado.
Fuentes presentes en la plaza han señalado a LA RAZÓN que entre los 700 u 800 individuos que,a partir de las 11 de la noche, se quedaron en Neptuno había una gran cantidad de «niñatos», algunos menores de edad; los cuales en su mayoría desconocían los motivos de las protestas y acudían con el reclamo del «lío que se podía montar» y el consabido «botellón». A este respecto, subrayan que sus padres debían tener en cuenta que los problemas que estas personas pueden tener en el futuro en el caso de ser detenidas, ya que, con antecedentes penales, resulta muy difícil encontrar trabajo en un mercado ya de por sí muy complicado.
Las actos de protesta, bajo el lema «Rodea el Congreso», se iniciaron a las seis de la tarde y, en el momento de mayor afluencia, congregaron entre 4.500 y 5.000 personas. Desde el comienzo, se pudieron escuchar gritos de «Vamos a por ellos» (los policías que protegían la Cámara Baja); «¿Dónde está la placa?»; «Hijos de puta»; «Rajoy, valiente hijo de puta»; «Madero, aprende de bombero»; «Esta crisis no la vamos a pagar»; «España, mañana, será republicana». De hecho, había banderas republicanas y de Izquierda Castellana.
Los incidentes se iniciaron alrededor de las 18:30. Algunos de los manifestantes lanzaron contra los agentes policiales entre 40 y 50 botes de cerveza, botellas llenas de agua, varias tuercas y trozos de adoquines. La actitud de estos individuos, fue contestada por otros que les gritaban: «El que tiene una lata, a su puta casa». Los más preocupados eran los que estaban más cerca de las vallas, tras las que se encontraban los agentes policiales, ante el temor de ser alcanzados.
La mayor parte de los congregados comenzaron a abandonar el lugar a las 11 de la noche y se quedaron los 700 citados, que se dedicaron al «botellón». Pasado un tiempo, y tras consumir bastante alcohol, se reprodujeron los incidentes, con lanzamiento de objetos contra la Policía, como adoquines, litronas de cerveza y todo lo que encontraban. Ante el cariz de los acontecimientos fueron dispersados por antidisturbios sin necesidad de efectuar cargas. Cuando abandonaban el lugar, individuos aislados tiraron contenedores en las calles aledañas, y rompieron mobiliario urbano. Hubo dos detenidos –ayer quedaron en libertad acusados de un delito de desórdenes públicos–y dos agentes de la Policía resultaron heridos.
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