Supermercado de armas en casa

BARCELONA- En julio de 2011, la Policía Nacional de Mataró detuvo a 18 personas por tráfico de estupefacientes, estafa y robos con fuerza, cuyo cabecilla tenía una Noriko 45, un arma para la que no tenía permiso y que además había sido modificada. Esto levantó las sospechas de los agentes, que decidieron seguir el rastro de la pistola con la firme convicción de que podía proceder de algún tipo de negocio ilícito. Pero nunca pensaron que la investigación podía culminar con la incautación de un verdadero arsenal almacenado en un piso y un trastero de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), y menos aún que este «supermercado» de armas y munición estuviera regentado por un matrimonio, de 60 años él y 55 años ella, y su hijo de 28.

El 15 de febrero, la Policía Judicial de Mataró les intervino 39 pistolas, doce revólveres y trece carabinas, así como material y utensilios para rehabilitar armas, una gran cantidad de munición, dos coches deportivos (BMW y Mercedes) y 98.000 euros y 626 dólares en metálico. Las armas y munición eran adquiridas por el matrimonio y su hijo en armerías, donde compraban piezas inutilizadas, habitualmente para coleccionistas, las cuales no requieren un permiso, y las reparaban, y también en el mercado negro.

Armas de guerra
Posteriormente, éstas eran vendidas a delincuentes con un precio entre los 3.000 y 5.000 euros en el caso de las armas, entre las que figuran marcas como Kalasnikov, Beretta o Colt. El perfil de los compradores aún está por determinar, a la espera de que concluyan las investigaciones en torno al material incautado, pero todo hace pensar que tenían contactos a nivel internacional, por lo que es posible que también vendieran en el extranjero, y que algunos de sus clientes podrían pertenecer a grupos armados o bandas, dado el tipo de armas que comercializaban, algunas de guerra.

Los tres detenidos, que han pasado a disposición judicial acusados de un delito de tenencia ilícita de armas y munición, procuraban llevar una vida lo más normal posible; sin embargo, ahora se conocen algunos datos que resultan reveladores. La familia regentaba un quiosco de bebidas en Barcelona, que presumiblemente le servía como tapadera y fuente de blanqueo de dinero, lo que les proporcionaría un nivel de ingresos no acorde con sus posesiones: un piso en Barcelona, una torre y un trastero en Sant Vicenç dels Horts, dos coches deportivos y más de 98.000 euros en metálico. Además, todo ello estaba registrado a nombre del hijo, de quien no figura ingreso alguno. Tanto el padre, que ya fue detenido y cumplió condena en 2002 por un delito relacionado con el tráfico de armas, como el hijo eran aficionados al tiro olímpico, de donde probablemente habrían adquirido los conocimientos necesarios para modificar armas. En cualquier caso, nada hacía prever inicialmente la envergadura que acabaría tomando esta operación. «No pensábamos que íbamos a encontrar este arsenal. Es una de las incautaciones más importantes realizadas en Cataluña», señalaba ayer el Inspector Jefe de la Policía Judicial de Mataró, Luis Javier Brito.