Berlín
Alemania se echa las manos a la cabeza
Tras la tragedia de Duisburgo, que costó la vida el sábado a 19 personas, llegan las preguntas y críticas a la organización y fuerzas de seguridad y la petición de responsabilidades. ¿Quién pudo pensar que más de un millón de personas cabrían en un recinto habilitado para 250.000?
Toda la prensa alemana de este domingo se cuestiona cómo es posible que una fiesta a la que en años anteriores acudieron más de un millón de personas de Alemania y del resto de Europa, en esta ocasión se preparara en un recinto de 230.000 metros cuadrados, la antigua estación de mercancías de Güter, que apenas podía albergar a 250.000 visitantes.Varios medios, entre ellos la ZDF, la segunda cadena de la televisión pública alemana, aseguran que ya horas antes de la avalancha se produjeron advertencias y quejas por parte de visitantes ante el personal de la organización respecto a la situación en el túnel.La segunda gran pregunta es por qué se decidió que para acceder a la entrada principal del "Loveparade"hubiera que atravesar un estrecho túnel construido en los años 60, de unos 10 metros de ancho y sin salidas de emergencia.Para el considerado "padre"del "Loveparade", el "Dr. Motter", de 50 años, los culpables son "los organizadores". "La desgracia podría haberse evitado", señala hoy en el diario "Bild am Sonntag"."Dr. Motter"habla de "extremas y graves infracciones"por parte de la organización. El fundador de la cita "tecno"se cuestiona el acceso al recinto "en el que la gente que iba y venía quedó atrapada en un túnel".Otra de las recriminaciones se refiere a la seguridad, ya que para unas expectativas de público de más de un millón de visitantes apenas había sólo 1.200 policías desplegados en la ciudad para la ocasión.Desde el Ayuntamiento, el alcalde Adolf Sauerland, de la Unión Cristianodemócrata (CDU), defendía en una rueda de prensa el plan de seguridad planteado como "sólido"y achacó la desgracia a "errores personales".La policía también es atacada por cerrar las puertas del recinto de Güter, como estaba previsto, a las 15.00 horas GMT, tras la llegada del cortejo festivo de 15 vehículos que recorrió la ciudad, cuando miles de personas esperaban en la puerta y otras miles aún se dirigían a la zona a través del túnel fatídico.El presidente de Alemania, Christian Wulf, exigía poco después de la tragedia una investigación detallada mientras que la canciller, Angela Merkel, se mostró conmocionada: "Los jóvenes vinieron en busca de fiesta, y en su lugar hubo muertos y heridos".La prensa también recoge las críticas a la tardanza de los medios de emergencia en llegar, ya que la principal vía de emergencia, la autopista A-59 que discurre junto a la antigua estación, estaba cortada.Frente a los ataques por tardar horas en desalojar el recinto y permitir que miles de jóvenes siguieran bailando al son de la música electrónica mucho después de la tragedia, un portavoz policial aseguró en una rueda de prensa que optaron por no suspender la fiesta inmediatamente para evitar que se repitiera el peligro de avalancha.
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