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El Rey llama a reforzar la confianza en las instituciones
Don Juan Carlos anima a los partidos a cumplir con la renovación de los órganos constitucionales
Madrid- Solemne sesión de apertura de la X Legislatura. El Palacio de las Cortes se viste de gala para recibir a los Reyes y los Príncipes de Asturias, que llegan a la Carrera de San Jerónimo poco antes del mediodía precedidos por el Escuadrón de la Escolta Real. Por primera vez, en la tribuna de autoridades no están las infantas, Doña Elena y Doña Cristina. Tampoco el marido de esta última, debido a la decisión de Don Juan Carlos de apartarle de la agenda oficial por las presuntas actividades irregulares del Instituto Nóos, que presidía. Los Reyes y los Príncipes son recibidos por el presidente del Gobierno y el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) y se sitúan en el podio para recibir honores militares por el Batallón de los Tres Ejércitos. Don Juan Carlos pasa revista a las tropas y, después, saluda a los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero, así como a los miembros de las mesas de ambas Cámaras. Entran ya todos al Palacio por la Puerta de los Leones –que sólo se abre en ocasiones como ésta–, atraviesan el vestíbulo principal y al entrar en el hemiciclo les esperan los diputados y senadores, que puestos en pie dedican a la Familia Real una larga y cariñosa ovación… No se recuerda aplauso más prolongado –dura un minuto y cincuenta ocho segundos– ni acogida más afectuosa.
La sesión aporta novedades visuales como consecuencia del resultado electoral del 20-N. El banco azul lo ocupan ya los nuevos ministros del PP y, al contrario de lo ocurrido en las dos últimas legislaturas, el nuevo inquilino de La Moncloa se coloca en el primer escaño azul situado a la derecha de la Presidencia, el mismo lugar que ocuparon en su día Adolfo Suárez y José María Aznar. A su derecha, se sitúa la vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, y el resto de ministros, ordenados por la antigüedad de sus carteras.
Comienza ya el discurso del Rey, y llama a los parlamentarios a volcarse contra la crisis, a reforzar «el prestigio y la confianza» en las instituciones y a trabajar «con honestidad» y «espíritu de concordia». Aunque su mención no es explícita, parece claro que al destacar la importancia de que el Parlamento ayude a fortalecer la confianza de los ciudadanos en las instituciones, cuyo prestigio pasa también por cumplir las «normas y plazos que regulan su composición y funcionamiento», se refiere a los órganos constitucionales, pendientes de renovación desde hace años.
Antes de declarar abierta la X Legislatura, llama a defender la «honradez, el esfuerzo y la profesionalidad con la que la inmensa mayoría de los españoles desempeñan su trabajo, viven su vida y sacan adelante a sus familias» y recuerda que sus señorías se deben al «conjunto de la sociedad española, desde la diversidad de sus diferentes procedencias territoriales y la pluralidad de sus ideologías». También subraya la necesidad de que diputados y senadores trabajen juntos con «decisión y eficacia» para superar la crisis y los efectos negativos, como el paro, que tienen para los ciudadanos, que demandan una actuación «responsable, solidaria y efectiva. Estas cámaras deben ser un ejemplo de la voluntad de compartir desde el derecho a discrepar». Unas palabras más para que la legislatura garantice el «espíritu de concordia con que debe desarrollarse nuestra vida en común»; otras para reafirmar el compromiso de la Corona con España, con «la defensa de su democracia, su Estado de Derecho, su unidad y su diversidad»; declara ya abierta la X Legislatura de nuestra democracia y se repite el aplauso, más prolongado, y otro espontáneo «Viva el Rey».
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