Nueva York
Bonnafont el elegido de Hollande
A Jérôme Bonnafont, de 51 años, no le precede tal currículo, aunque sí cuenta con una dilatada experiencia que le ha llevado a desempeñar cargos ante las Naciones Unidas, en Nueva York, una de las misiones más codiciadas. Un diplomático curtido en arenas a veces movedizas como Kuwait y la India, donde comenzó su carrera y el último puesto en el extranjero que ha ocupado, entre 2007 y 2011, como embajador antes de recalar en España. Eso sí, después de haber rechazado la legación francesa en Israel por preferir «una gran embajada europea». Ese destino: Madrid. Donde, según algunos medios, se instalará con su pareja masculina, pues los mismos aseguran que se trata del primer embajador francés abiertamente homosexual. Aunque sobre su vida privada, el interesado guarda la mayor discreción. También, abiertamente conservador, aunque no forzosamente sarkozysta. Tras años al servicio del famoso «Quai d'Orsay» –atajo metonímico de la sede del Ministerio de Exteriores galo– Bonnafont fue reclamado en la Presidencia de la República por Jacques Chirac. Primero como consejero técnico y, posteriormente, entre 2004 y 2007, como portavoz del Elíseo. Su último cargo fue el de jefe de gabinete del «chiraquiano» Alain Juppé, ministro de Exteriores de Sarkozy. Pese a su perfil, ha conseguido escapar a las «purgas» y «cazas de brujas» de los hombres de François Hollande contra los elementos más señalados del sarkozysmo y de la anterior etapa.
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