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Celtas Cortos dedicado a Delibes

Así era el sonido de la meseta, los colores de su habitación. Este es el resumen que hacen Celtas Cortos de su trayectoria, mirando hacia adentro, pegando la oreja al suelo o entornando la cabeza para escuchar el aire que desde el norte traía canciones.

Celtas Cortos dedicado a Delibes
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Su líder, Jesús Cifuentes, describe así los 13 temas del último álbum de los vallisoletanos, «Introversiones», que inaugura una nueva forma de defender los temas de estos asiduos a las fiestas populares: «Vamos a tocar en teatros, con gente sentada», avisa.

El disco, una mezcla entre introspección y versiones, abre otro camino en la historia de la banda, que nunca había grabado canciones ajenas. La selección de los temas es toda una declaración de intenciones: «El blues del pescador» de The Waterboys, «Come on Eileen», de Dexy's Midnight Runners, «Todo cambia», de Mercedes Sosa, o «Lucha de gigantes», de Antonio Vega, además de «Aita semeak» de Oskorri. «Son parte del crepitar en el que ardimos con mucho gusto cuando empezamos en la música sin proyecto, con la raigambre de la tierra. Aquello era un paisaje distinto y nosostros sólo pasábamos por ahí», recuerda Cifuentes.

Inclasificable
Un sonido raro en el panorama español que es su patrimonio. «Estamos orgullosos de ser inclasificables y de no ir a las fiestas ni terminar colaborando con los de siempre, y de que no nos den premios. Y de vivir en Pucela», dice Goyo Yeves, miembro fundador del grupo.

«Somos un ‘‘rara avis'' por eso y lo sabemos», dice Cifuentes, que dedicó el disco al escritor Miguel Delibes, fallecido este año, con el que se sienten identificados. «Con él se va una forma de entender el mundo, de relacionarse con la naturaleza, y no creo que nadie pueda tomar su relevo», asegura.

En sus letras sigue quedando cierto aroma combativo «que en el momento actual del rock español es brillante, por su ausencia», según Cifuentes, que sigue pensando que la música «puede cambiar las cosas». «Así ha pasado, ha quedado para la historia desde Silvio Rodríguez, The Beatles o Bob Dylan». «Ahora todo es Machintosh, qué bonito diseño, y todo es más predecible y todo el mundo está narcotizado, porque estamos acostumbrados a los atropellos.

Nos tratan como viejos que chochean: callaos, es como si nos dijeran». «Cuando nosotros empezamos –imita la voz de un viejo– había otra conciencia, pero eso parece que a nadie le importa ahora. Aunque bueno, ya paro que parece de verdad que chocheo», termina y hace un gesto con la mano: déjalo.