Los Ángeles
Jude Law quiere tus órganos
The Union es una poderosa corporación que ha hecho fortuna vendiendo órganos artificiales para salvar y alargar la vida de miles de personas en el mundo. Bonito, pero no altruista, porque los pacientes pagan por los aparatos que les permiten seguir respirando precios millonarios, una hipoteca que, es de por vida. Para esta empresa trabaja Remy, protagonista de «Repo Men», a la sazón Jude Law, pero no se fíen de su imagen angelical. Él se ocupa del trabajo sucio.
Su misión es requisar por los métodos necesarios (sus favoritos incluyen la fuerza), y en los momentos y lugares más insospechados, los órganos que esas personas han dejado de pagar, aunque ello suponga su muerte inmediata. Con este planteamiento, como se habrán imaginado, Law estrena el viernes una cinta llena de violencia, con algunos espacios al sentido del humor, y raudales de una provocación de la que brotan, por lo menos, algunas reflexiones. «Creo que para la sociedad en la que vivimos éste es el héroe de acción adecuado, porque la historia pone sobre la mesa una serie de temas tabúes que nadie parece atreverse a mencionar», asegura el protagonista.
Estética que deja huella
La película está basada en el libro «The Repossession Mambo», de Eric García (que colabora como guionista), y supone el debut como director de un largometraje de Miguel Sapochnik, involucrado durante su carrera en productos tan provocadores como «Trainspotting» (1996) y multitud de videoclips musicales cuya estética ha dejado huella en «Repo Men». Junto a Law, en el reparto, otro tipo inquietante Forest Whitaker, y Liev Schreiber.
El protagonista confiesa que la crudeza del argumento le hizo disfrutar. Law recuerda «haberlo pasado tremendamente bien durante el rodaje», terminado hace algunos meses. El británico ya no está tan cansado de oír que es uno de los hombres más guapos del planeta. Busca su madurez artística, pero ya no lucha, como ha hecho toda la vida, contra su imagen. «Cuando eres joven protestas porque no te tomen en serio como actor y empiezas a elegir personajes que se salgan de esa tónica para demostrar al mundo que tienes talento», dice. Law se presenta en la gran pantalla con la crudeza de los hombres vulnerables y su personaje «no intenta un ejercicio de virilidad capaz de luchar contra villanos», sino mostrar contradicciones. Nunca ha sido un héroe de acción pero eso tampoco le preocupa: «Resulta algo desafortunado que en Hollywood sólo exista un molde para cada uno», dice.
El actor británico ejerce su experiencia también fuera de la pantalla, representándose a sí mismo: «En el pasado he trabajado sólo en una película al año porque quería pasar más tiempo en casa con mis hijos. De pronto, me gusta la idea de trabajar en cinco o seis películas seguidas, éste es un nuevo reto».
Está curado de espanto: «La fama no es algo por lo que tenga especial debilidad, he vivido demasiadas cosas frente al ojo público y ahora quiero permanecer más tiempo escondido». El actor se ha visto involucrado en situaciones embarazosas por sus desengaños amorosos, primero con su mujer Sadie Frost con quien tiene tres hijos, después con la actriz Sienna Miller, y más tarde teniendo una hija con una modelo desconocida, todo a la vista de portadas. En medio de los nuevos rumores según los cuales habría retomado su relación con Miller, asegura resignado que «la fama es un animal extraño al que uno nunca se acostumbra». Quizás por eso, dice para terminar que puede ser «muy romántico y, al mismo tiempo, increíblemente cínico».
¿Nuevos replicantes?
La genética y la robótica son los filones de la ciencia-ficción con el permiso de las mortíferas criaturas alienígenas. La hibridación y la inteligencia artificial como temas, que «Blade runner» tratara abriendo camino, han tenido correlatos en «AI», «Yo robot», y el relato deshumanizado de «Gattacca», protagonizada por el propio Law.
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