Instituto Cervantes
«En el Real estamos tranquilos ante el nuevo gobierno»
Cumple cuatro años en el cargo con el lema de lograr la excelencia incluso en tiempos convulsos y asegura que el coliseo está en el buen camino
Conserva el rostro de Gregrorio Marañón (Madrid, 1942) esa mirada del niño que, al calor de su madre, Patricia Bertrán de Lis y Pidal, trasteaba –intuimos por la imagen que guarda su página web que poco– cerca del doctor Fleming. El chaval de pantalón corto y tirantes dejó paso, mucho tiempo después, a uno de los hombres con más predicamento en el mundo cultural. Desayuna cuando las calles aún no están puestas un espartano café con una pieza de bollería y unas horas después lo rebautiza con un tanque de cola. Llegó al Teatro Real en 1995 y en 2007 fue nombrado, por unanimidad, primer presidente no político del patronato del coliseo y de su comisión ejecutiva. Preside su despacho una espectacular fotografía de José Manuel Ballester que deja ver el coliseo desde el escenario, desde dentro.
-Su relación con la casa es larga. Lo que no haya visto usted, señor Marañón, no lo ha visto nadie.
-Llegué en 1995 al patronato y la comisión ejecutiva. Traía una concepción muy clara del proyecto y un año después me desligué y seguí el proceso de descarrilamiento del coliseo. El Teatro decidió continuar por otros derroteros, no fue culpa de nadie, sino de un modelo que permitió que en siete años hubiera cinco directores. La inestabilidad no hay proyecto que lo aguante.
-Afortunadamente eran los inicios. ¿Cómo definiría esta etapa?
-Desde 2007está dotado de estabilidad y autonomía. En diciembre de 2012 se cumplirán cinco años de mi nombramiento como presidente del patronato. Le diré que lo que nos propusimos lo hemos hecho: dotarlo de proyección internacional, que la política salga del Teatro Real y que la sociedad civil sea uno de los grupos más importantes de mecenazgo privado. El mérito no es mío, sino de un conjunto.
-¿Pensó a mediados de los 90 que podría estar dirigido por Mortier?
-En 1995 ya se barajaron dos nombres: uno era el suyo, el otro, el de Lissner. Si aspirábamos en un futuro a la internacionalización del coliseo, era lógico pensar que uno de los grandes protagonistas de la ópera del siglo XX y XXI tenía que estar en esta casa.
-Y en la dirección artística del Real está. A una semana de las elecciones generales, cabe pensar que el nuevo equipo de Gobierno traiga sus cambios con él. ¿Hay temor en el Coso?
-Se respira tranquilidad y existe un nivel de entendimiento como no ha habido nunca. Contamos con el apoyo de todas las administraciones.
-¿No va a tener consecuencias el más que probable cambio político en el Teatro Real?
-No es posible que no tenga alguna. Se podrá optar por seguir dos vías: arrasar o decantarse por un modelo más desarrollado en el que exista continuidad en las grandes líneas de gestión con alguna modificación puntual. Yo estoy convencido de que el que se seguirá en el ámbito cultural será este segundo: lo que funciona se mantendrá, y lo que no, se modificará. Mi visión es serena y optimista. La estabilidad de los proyectos de las grandes instituciones, entre las que se incluye el Real, desde el que estamos demostrando compromiso y seriedad, implica que debe haber una entente. Han existido contactos con la oposición porque dos de las instituciones que forman el patronato son del Partido Popular.
-¿Está tan presente la política hoy como lo estuvo en esta casa en etapas anteriores?
-La política salió del Real en 2007. Todas las decisiones que se han tomado tanto en el patronato como en la comisión ejecutiva han sido por unanimidad. En ningún caso ha primado la política.
-¿Y cómo percibe Mortier esta situación prelectoral?
-Conozco a pocas personas tan centradas en su trabajo. El entorno político y social no le es ajeno, pero a él lo que le interesa de verdad es «Pelleas et Melisande», la temporada que viene, cómo funciona la orquesta, el día a día del Real. Del teatro ha hecho su vida y en ese sentido es un monje.
-La crisis, que se está llevando por delante piezas destacadas del panorama cultural, habrá afectado también al coliseo.
-Por supuesto, con un descenso de las aportaciones de las administraciones públicas desde hace tres años. La gestión económica ha sido excelente: sólo en 2011, el 44% de su presupuesto ha sido financiado por aportaciones públicas y el 56 por privadas, lo que se puede interpretar como una consecuencia positiva. En tiempos como estos no nos podemos quedar en el lamento, sino que es necesario involucrarse. En 2012, la programación artística se va a poner en pie con un 20% menos de presupuesto y el Teatro va a pasar de tener pérdidas a un importantísimo superávit.
-Explíqueme cómo se hace.
-Contratando y eligiendo mejor. Caro no es sinónimo de bueno. Bueno es tener criterio.
-Emilio Sagi, que fue director artístico, estará presente en 2012. ¿Volverá López Cobos? Ha tenido duras palabras para el coliseo: «Los abonos se devuelven por la progamación, no por la crisis».
-Nadie dejará de estar o de dirigir en este teatro por lo que diga. De momento, no ha llegado su turno. La mía es una posición de enorme respeto, lo que no significa que no tenga mi propio criterio para que sus palabras me parezcan sorprendentes por el contenido y por lo recurrentes que son.
-¿Pagamos ahora, en época de vacas flacas, la explosión de auditorios, museos, teatros que inundan cada rincón de España?
-Soy respetuoso con lo que han hecho otros, pero la estructura cultural ha sido un dislate. Se ha gastado demasiado en inversiones que no eran necesarias y cuyo mantenimiento no se ha tenido en cuenta. La oferta no se ha adecuado a la demanda y lo que está sucediendo es consecuencia de aquello.
-¿Están funcionando los primeros títulos de esta temporada?
-Fíjese todo lo que se ha hablado de lo polémica que iba a ser, pero estamos sorprendidos con el resultado: la temporada es un descubrimiento. Las tres primeras óperas, incluyendo «Lady Macbeth», están funcionando estupendamente.
-Mortier no da puntada sin hilo.
-No hay nada gratuito en lo que hace. Está a un telediario de convertirse en un clásico. Con las cifras en la mano le diré que tenemos un 11% menos de abonados con respecto al año pasado y que la renovación se sitúa en el 89. Estos números son resultado de la crisis, no consecuencia de Mortier. No tenemos butacas vacías porque funciona el boca a boca.
-¿Se jubilará el actual director artístico en este teatro?
-Lo desconozco. Que escriba su futuro como él quiera.Yo le diré que me divierte mucho más ver lo que se hace hoy en el Teatro Real que las antiguas producciones de Zeffirelli.
✕
Accede a tu cuenta para comentar