Día de las Fuerzas Armadas

Responsabilidad con el Ejército

La Razón
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Mañana se celebra el Día de las Fuerzas Armadas en unas circunstancias que, sin mermar su carácter de reconocimiento y homenaje a nuestros ejércitos, sí que debe ser motivo de reflexión por parte de Defensa. Según una información que hoy publica LA RAZÓN, algunos cambios legislativos y la participación creciente en misiones en el exterior están provocando que se extienda entre los miembros de las Fuerzas Armadas el síndrome «burnout». Dicho de otra manera: cada vez son más los efectivos que están «quemados». Así se publica en la revista «Sanidad militar». Según esta publicación, los integrantes de los ejércitos están padeciendo un progresivo deterioro emocional que, evidentemente, repercute en la eficacia de su trabajo. Las causas de esta situación vienen provocadas por varios factores. El nuevo sistema de evaluaciones para los ascensos, la asignación de los destinos, los informes personales les están llevando a una situación de inseguridad, descontento y frustración. En el caso de los militares desplegados en el exterior, el estrés se agudiza, al estar en una situación de combate y encorsetados por un reglamento que limita sus movimientos ante un eventual ataque. A esto hay que sumar que, como el resto de los funcionarios, se enfrentan a un recorte de sus salarios, algunos bastante precarios. Defensa no debe minimizar esta situación, que se está viviendo en nuestras Fuerzas Armadas. Está en su mano paliar las situaciones que vive el «militar quemado» y, si es posible, erradicarlas. El Ministerio es el primer interesado en que los miembros de los ejércitos hagan su trabajo en las mejores condiciones posibles, tanto físicas como psicológicas. En estos últimos años se han hecho esfuerzos significativos en la modernización y preparación de las Fuerzas Armadas, pero hay aspectos manifiestamente mejorables, como el sistema de evaluación de los ascensos, que debería tener parámetros más claros y firmes a fin de evitar que los afectados se instalen en la inseguridad y el descontento, más aún si se considera que las Fuerzas Armadas son uno de los puntales de nuestra democracia, puesto que son una garantía para la libertad y la seguridad de todos los españoles. El prestigio de nuestras Fuerzas Armadas entre los ciudadanos es incuestionable. Así lo indica la encuesta del CIS que se realizó con motivo del 30 aniversario de la Constitución, en la que se evidenciaba que los españoles depositan su mayor confianza en el Ejército, la Policía y la Monarquía. En uno de los últimos barómetros del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos también se reflejaba esta comunión entre los ciudadanos y sus ejércitos, ya que un 90 por ciento tenía una opinión positiva de las Fuerzas Armadas. Estamos seguros de que ese patrimonio no se va a dilapidar, pero no conviene relajarse ante las incertidumbres de un colectivo de 133.000 hombres y mujeres que desempeñan ejemplarmente una función vital para nuestro país y que se han ganado con su dedicación y profesionalidad el respeto de la comunidad internacional.