Motociclismo
Valentino bailó salsa con Nati Abascal
El enlace del duque de Feria fue una boda que trajo mucha cola. Y no me refiero a la casi principesca y muy ampulosa –el brocado florido la ahuecaba– de la contrayente, Laura Vecino. Cuando la capacidad de asombro parecía colmada y se comentaba el menú, o mejor dicho, la lentitud del servicio que prolongó el almuerzo hasta la siete de la tarde, llegó la sorpresa.
Una pareja insólita, inesperada, un auténtico regalo: Valentino y Nati Abascal salieron a la pista de baile montada sobre el renacentista patio del Palacio de Tavera y se arrancaron dándole a la salsa. Pasmo, entusiasmo, risas y mucho ritmo. Fue el remate perfecto. Luego el modista quiso intentarlo con la Duquesa de Alba. Pero ella se había ido como si fuera una Cenicienta escoltada por su príncipe.
Por cierto, la marquesa de Saltillo mantiene firme su postura de rechazar al abnegado funcionario de la Seguridad Social que está tan rendido a la Duquesa de Alba, como acabó el diseñador italiano después de tratar con ella. Tras repasar hasta las costuras del Victorio&Lucchino rojo de la octogenaria cinco veces Grande de España, el creador se entregó a Cayetana como también lo hizo Giametti, ex amigo y todavía socio. Pasmaron igual que el apuesto inglés Bruce, diseñador de WBH, que ideó el bolso en pitón jade y también los pendientes perlíferos enmarcados en pavé de Nati, la imponente e irrepetible madrina.
Menos cariñoso estuvo Israel Bayón que ni se acercó a su ex Vicky Martín Berrocal, racial y sexy como pocas veces. La rondaba un barbudo cuarentón. Ponce y El Juli fueron felicitados porque ya casi son patrimonio cultural de esta España.
Imponente apareció Maribel Yébenes con su sencillo Saint Laurent atado a la cintura. Pronto inaugurará un nuevo centro con 1.000 metros. Genoveva Casanova lució un discreto Dior gris y se disculpó por la etiqueta que se dejaba entrever sobre la suela roja de sus Louboutin. «Es que cuesta mucho despegarla», justificó la ex de Cayetano Martínez de Irujo sin perder ripio de cómo Valentino se rendía a los pies de su ex suegra.
En cuanto a detalles y complementos, sobresalieron las uñas de Dolores de Cospedal por su tono marrón maquillaje, los zapatos de Nieves Álvarez con un abejorro metalizado sobre el empeine y el bolso de Cecilia Sarasola, que tenía cuatro enormes langostas sobre la seda negra. Y es que la boda, insisto, dio para mucho.
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