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El frente rebelde libio se derrumba

Los duros enfrentamientos entre las fuerzas de Gadafi y los rebeldes siguen en el frente este, que se ha vuelto muy inestable y se desplaza a cada hora que pasa. Los combates se concentraron ayer en torno a la localidad petrolífera de Brega, que al cierre de esta edición parecía haber quedado del lado gubernamental.

CELEBRACIÓN. Partidarios de Gadafi festejan el control de Ras Lanuf
CELEBRACIÓN. Partidarios de Gadafi festejan el control de Ras Lanuflarazon

En estos momentos, el frente de batalla ya no es una línea en la que los dos ejércitos se enfrentan, en una lucha cuerpo a cuerpo, sino que los combates se desarrollan de forma más desordenada, con ataques y contraataques, y de forma extremadamente rápida. Las fuerzas gubernamentales han acelerado el ritmo de su ofensiva, sabiendo que el tiempo juega a su favor y aprovechando la debilidad de los rebeldes.

Gadafi bombardeó por enésimo día los alrededores de Brega e incluso más allá, junto a la ciudad de Aydabia, que es el próximo objetivo de los hombres del coronel, y donde ya ha sido evacuado el hospital para poner a salvo a los heridos. Ante la imposibilidad de enfrentarse a las fuerzas de Gadafi, los rebeldes están retrocediendo e intentando salvarse, reagrupándose y reorganizándose después de cada derrota, mientras siguen esperando la imposición de una zona de exclusión aérea, que ha sido respaldada abiertamente por EE UU después de haber obtenido el apoyo de la Liga Árabe. Ésta tendría como objetivo proteger a la población civil, que está abandonando las localidades que se encuentran en medio del fuego cruzado, huyendo de la violencia y dejando tras de sí pueblos fantasmas. Gadafi ha reprimido brutalmente a los civiles en los primeros días de las revueltas y se teme que pueda volver a hacerlo, con la ayuda de cuerpos de elite y mercenarios. Fuentes diplomáticas en los Balcanes aseguraron a LA RAZÓN que Serbia estaría ayudando al régimen libio, enviando hombres y armas, mientras que Siria ha negado estar ofreciendo apoyo militar a Gadafi, tal y como ha sido acusada por los rebeldes. Éstos se siguen mostrando confiados en que pueden ganar la guerra, por lo menos de cara a la Prensa, que ya no está autorizada a llegar hasta la primera línea de batalla para comprobar la situación sobre el terreno. Los revolucionarios aseguraban ayer que mantenían el control sobre Brega, mientras que el régimen decía haber recuperado la ciudad y aseguraba que «proseguían» las operaciones.

«A los combatientes rebeldes se les da la oportunidad de dejar las armas. Si lo hacen, no se les toma prisioneros», decía un portavoz militar de Gadafi, aunque es imposible confirmar ese tipo de afirmaciones.

Los dos bandos controlan cuidadosamente la información, llevando a cabo una guerra de propaganda más dura que nunca, mientras Gadafi vuelve a jugar con las comunicaciones, cortando las líneas telefónicas de forma intermitente en el este de Libia.

El régimen se siente más confiado que nunca y ha afirmado que los puertos petrolíferos están «seguros» y recuperan su actividad, invitando a las empresas extranjeras a volver al trabajo.
 La situación es, pues, fluida y puede cambiar en cualquier momento. Incluso los partidarios de Gadafi en la zona rebelde, que hasta ahora se habían mantenido ocultos, empiezan a dar señales de vida. Varios periodistas extranjeros en Bengasi han sido insultados y golpeados por desconocidos cuando regresaban de noche a sus hoteles.


Reaparece Al Qaida
 El movimiento terrorista Al Qaida hizo ayer su primera aparición en la crisis libia por medio de un mensaje de vídeo distribuido por internet y que ha sido autentificado. En él, Abu Yahia al-Libi, un comandante de Ben Laden de origen libio que escapó en 2005 de una prisión norteamericana en Afganistán, pedía a la población que se uniera a las «revueltas de Túnez y Egipto para derrocar a Gadafi» y «establecer un estado islámico».