Bruselas
Las mujeres del PP marcan tendencia
Su complemento indispensable es el portafolios. Su mejor arma es la palabra. Pisan fuerte, pero con sofisticación: los tacones se han convertido en una prolongación de su cuerpo. Ataviadas con maxibolsos y reloj en la muñeca (perder el tiempo no es un lujo que puedan permitirse), se mueven discretas pero sin pausa, intentando obviar que cada uno de sus movimientos son examinados con lupa.
Sobradamente preparadas, solventes, eficaces, sobrias con un toque chic y, sobre todo, muy «populares». Las mujeres del PP son referentes tanto por su profesionalidad como por su estilo. Llenan portadas, protagonizan la información política de los medios y en cada una de sus intervenciones demuestran que, en este terreno, la elegancia se mide en el gesto preciso y en el discurso honesto. «A las mujeres se les sigue exigiendo el doble para reconocerles sólo la mitad», explica la psicóloga Valvanuz Sánchez de Amoraga. Con esta premisa por bandera, ellas han sabido convertirse en las sólidas profesionales que apuntalan el programa de Mariano Rajoy, el líder del partido que ha dado una vuelta de tuerca al dicho «detrás de un gran hombre hay una gran mujer» y ha traído a sus compañeras al primer plano de la batalla política, convirtiéndolas en las grandes apuestas de su proyecto.
Son la clave de los nuevos aires y su proyección es un modelo a seguir para muchas otras mujeres. «Las grandes políticas en países como Francia y Alemania se caracterizan por un look ‘‘soft''. Las nuestras siguen esta línea y marcan tendencia con sus trajes, sus cortes de pelo y el uso de complementos como los broches», explica el experto en imagen Jesús Cicero. Clásicas, arriesgadas y modernas, entre las mujeres de Génova los looks son muy variados aunque, para los especialistas, todas poseen rasgos comunes. «Cuidan mucho sus apariciones públicas, prestan atención a los complementos y suelen ponerse trajes ceñidos. Los largos de falda acostumbran a llevarlos hasta la rodilla, un aspecto que las hace bastante más elegantes», explica el estilista Víctor Blanco. Y añade: «Con estos pequeños detalles se diferencian mucho de las otras políticas y se convierten en mujeres más estilosas y con un look de aires neoyorquinos».
Ni Kate Middleton ni Sarah Jessica Parker; aquí, el referente de moda son ellas. Una de las mujeres con más éxito fuera de los espacios políticos es María Dolores de Cospedal. «Sus estilismos muestran a una mujer con ambición, con carácter, que cuida mucho su apariencia y comparte con sus colegas de partido un estilo elegante. Le encantan las faldas lápiz, de cintura alta, y los zapatos ‘‘slingback'', con tira en el talón, mucho más finos y elegantes», comenta Blanco. También la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se ha convertido en una «gurú» en esto del modelaje, hasta el punto de ser una imprescindible en los «front-row» de Cibeles. «Es una de las que más notoriedad tiene y está entre las más analizadas. Luce prendas ‘‘low-cost'' de firmas españolas como Zara o Mango, y las combina con creaciones de diseñadores más elaboradas. Es una mujer coqueta y, en sus filas, una de las más rebeldes en cuanto a estilismo», explica Blanco. Algo que también destaca Cicero: «Me gusta que arriesgue. Le encantan las piezas artesanales».
Mamás y profesionales
Para los psicólogos, estas mujeres, expuestas constantemente a la luz pública, consiguen crear una imagen positiva en otras féminas. «Se está empezando a romper el ‘‘techo de cristal''. Ejemplos como el de Soraya, que acaba de ser madre, demuestran a las demás que pueden ejercer como profesionales y tener vida familiar», explica Sánchez de Amoraga. Por eso, aun sin quererlo, también acaban convirtiéndose en referentes estilísticos. «Recordemos cuánto se habló del famoso bolso naranja Longchamp de Merkel. Pues resulta que ahora, los colores de la temporada son el naranja y el marrón. Sin duda, marcan tendencia». Entre las políticas que recientemente se han dejado ver luciendo tripita de embarazada –hasta que el pasado día 11 dió a luz– destaca Soraya Sáenz de Santamaría, una de las mujeres de cabecera en el partido que ha sabido combinar juventud y clase. «Le favorecen especialmente los vestidos hasta la rodilla, marcando cintura, y luciendo escotes en forma de uve», explica Blanco.
Otro de los jóvenes valores del PP es la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga. Su belleza es muy comentada en los mentideros y llega hasta el extremo de que, al poner su nombre en Google, la tercera sugerencia que hace el sistema de búsqueda es «guapa», produciendo más de 15.000 resultados. Su look despunta por «su naturalidady frescura. Con camisas masculinas, jeans pitillo y tacones tiene un toque muy chic francés», explica Blanco. Una imagen que contrasta con la sofisticación de mujeres como la teniente alcalde de Madrid, Ana Botella, y Ana Mato, tercera por Madrid en las listas del PP al Congreso. La ex «primera dama» «es una mujer con una belleza notable, que siempre ha sabido brillar y realzar su estilizada figura. Mato tiene un punto actual que la hace mucho más fresca», comenta el estilista. En cuestión de elegancia, veteranas como la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, se llevan la palma. «Es una mujer alta, con presencia y mucha clase. Como a sus compañeras, le encanta marcar la cintura, se trata de una mujer clásica, pero con un estilo muy estudiado: es correcta, transmite seguridad y sabel lucir muy favorecida en sus apariciones», explica Blanco. En cuanto a modernidad, los expertos destacan a la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar: «Suele llevar vestido hasta la rodilla y americana: un look total ‘‘voguette'', un término con el que se designa a las editoras de las revistas de moda». La que más se desmarca es la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que no suele usar traje de chaqueta y ha convertido las levitas en una de sus prendas fetiche.
Oradoras con gancho
Pero más allá de su apariencia física, las mujeres del Partido Popular han conseguido, por méritos propios, protagonizar el debate político y arrinconar a sus contrincantes masculinos empleando la fuerza de la palabra. Los expertos en oratoria coinciden al afirmar que «la ciudadanía es, por norma, más exigente con las políticas: están atentos a los detalles y a su imagen. Además, se les perdonan menos los errores». A pesar de contar con este «handicap», no se amilanan y refuerzan su potencial. «Las mujeres dominan mejor los silencios, economizan mejor las palabras y la atención del público y no se apasionan gratuitamente si no lo sienten. Estas cualidades denotan convencimiento y dan credibilidad y confianza a quienes las escuchan», asegura Francisco Guerrero, director de «La fábrica del discurso», quien analiza las principales virtudes como oradoras de las políticas de Génova.
«Esperanza Aguirre es muy directa, dice lo que piensa con honestidad, independientemente de que guste o no, es natural y contundente. En este sentido recuerda mucho a Margaret Thatcher», comenta. Con un discurso más «mesurado» están Cospedal –que tiene «un tono muy explicativo que genera tranquilidad»– y Soraya Sáenz de Santamaría, de la que subraya «la forma en la que estructura su discurso. Es muy buena haciendo analogías satíricas para resumir algo. Además, es muy contundente en los debates cara a cara y sabe defender el discurso con solvencia», afirma. De la líder catalana Alicia Sánchez-Camacho explica que «supone un soplo de aire fresco en la política autonómica, no se anda por la ramas, la gente sabe lo que piensa y cómo lo piensa. Su mensaje es claro y previsible y eso, en política, es un don». En cuanto Luisa Fernanda Rudi, señala que «es muy campechana y natural en sus gestos. Consigue generar tranquilidad y seguridad». También destaca por su solvencia discursiva la segunda de a bordo en el gabinete de Gallardón, Ana Botella. «Posee firmeza y es sobria en su forma de vestir y gesticular», explica Guerrero. Otras de sus compañeras, como Arantza Quiroga, destacan «por una exposición fresca, suelta y alegre», mientras que Ana Mato y Lucía Figar lo hacen por «su seriedad y rigor». Serenas, pero rotundas, hablan, pero también escuchan, son vocacionales y comprometidas al mismo tiempo. No son una promesa de futuro: ellas son el presente.
Valentina Martínez Ferro, la número 28
Quince mujeres encabezan las listas del PP para las elecciones del 20-N y otras, como Valentina Martínez Ferro, integradas en las filas de Génova, tendrán por primera vez la oportunidad de defender sus colores en la Cámara baja. Su nombre es todavía desconocido para el electorado, pero Martínez Ferro atesora un amplio currículo. Es la candidata número 28 al Congreso, tiene 35 años y, desde que terminó la carrera de Ciencias Políticas en 1999, no ha tenido un hueco para el descanso. Es experta en relaciones internacionales (se especializó en Francia) y tiene un máster en estudios europeos que cursó en Bruselas, donde estuvo trabajando dos años en el Parlamento. Lleva más de una década dentro del partido aunque nunca ha formado parte de Nuevas Generaciones. «Lo mío es vocacional; la política siempre me ha gustado mucho como analista... pero nunca creí que iba a ejercerla», explica. Pese a su juventud, de experiencia va sobrada: ya ha lidiado en algunos de los conflictos más importantes de este país (el de Marruecos y la toma de Perejil, entre otros). «Tengo empuje e ilusión. La política es estar entregada a los demás y da muchas satisfacciones».
El «look» por Nicolás Vaudelet
Esperanza Aguirre
Su estilo: chaquetas con cuello redondo y a la cadera. Le gustan los broches y las blusas estampadas y suele apostar por firmas españolas.
Sus armas de mujer: irradia seguridad. Es cercana y directa.
Si fuera ministra le pondría: broches en plata y oro.
Alicia Sánchez-Camacho
Su estilo: vestidos y abrigos muy setenteros, en tendencia. Es atrevida con los complementos y los zapatos, muy altos.
Sus armas de mujer: arroja una imagen solvente y profesional.
Si fuera ministra le pondría: tacones finos y sofisticados.
Luisa Fernanda Rudi
Su estilo: chaqueta «tweed» con vestido por debajo de la rodilla y tacón ligero. No se disfraza.
Sus armas de mujer: tiene un peinado muy sofisticado.
Si fuera ministra le pondría: mantendría su look. Es correctísima.
Arantza Quiroga
Su estilo: le favorece este tipo de pantalón más clásico porque tiene una buena silueta.
Sus armas de mujer: resulta bastante atractiva, sus ojos poseen mucho brillo y su sonrisa es muy abierta y natural.
Si fuera ministra le pondría: una chaqueta con buen corte, que refleje su status.
María Dolores de Cospedal
Su estilo: es una mujer que se conoce bien. Tiene una buena figura y con las faldas de talle alto la potencia. Las pulseras le dan un toque juvenil.
Sus armas de mujer: sus piernas son estupendas.
Si fuera ministra le pondría: una buena pulsera o una joya especial y discreta.
Ana Botella
Su estilo: los colores sobrios y el zapato en tonos carney camel le sientan bien. Con levita está impecable.
Sus armas de mujer: tiene buen porte y se nota que es muy coqueta.
Si fuera ministra le pondría: un vestido largo o, en su defecto, pantalón.
Lucía Figar
Su estilo: vestido sobrio y chaqueta remangada: un look muy juvenil y en tendencia. El tono en gris marengo es favorecedor y discreto.
Sus armas de mujer: es guapa y con un aire muy moderno y elegante.
Si fuera ministra le pondría: seguiría su estilo, aunque menos «sport».
Soraya Sáenz de Santamaría
Su estilo: es discreta en los complementos: lleva un reloj y una pulsera. Los zapatos «peep toes» estilizan su silueta y, con la falda por debajo de la rodilla y el escote en pico está muy favorecida.
Sus armas de mujer: su peinado al hombro.
Si fuera ministra le pondría: un vestido que cubriese los hombros.
Ana Mato
Su estilo: pantalón largo y chaqueta corta que acentúa la longitud de las piernas.
Sus armas de mujer: es fresca y dinámica.
Si fuera ministra le pondría: una chaqueta sobria con el escote más pronunciado.
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