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Bruselas amenaza con sanciones a Dinamarca

Con una velocidad poco habitual en la burocracia europea, y marcando una clara distancia con la complacencia de los Estados miembros, la Comisión Europea dio ayer un serio aviso a Dinamarca para que reconsidere la introducción de controles aduaneros «intensos y permanentes».

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El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, expresó su «grave preocupación» al primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, en una conversación telefónica. En ella, el portugués dijo que las medidas anunciadas «son contrarias a las libertades del Tratado (notablemente libertad de movimiento de bienes y servicios)» además de la libertad de movimiento de personas que garantiza Schengen. Y le avisó, en una carta que le envió posteriormente, de que tomará «todos los pasos necesarios» para garantizar el cumplimiento de la normativa europea. Es decir, que podrá abrir un procedimiento de infracción.

La dureza de la nota cayó como una bomba entre los diplomáticos daneses, según cuenta un miembro de su representación permanente en Bruselas a LA RAZÓN. Tras el anuncio hecho el miércoles por el Gobierno danés de recuperar los controles aduaneros bajo la vaga excusa de combatir la criminalidad, Copenhague consiguió un día después convencer a los Veintisiete de que su reforzamiento de la frontera con medios y personal (incluido refuerzos policiales) «no tiene nada que ver con controles de personas o pasaportes», según dijo su ministro Soren Pind.

Pero estas justificaciones que repitió ayer Rasmussen no convencieron a Barroso. Antes de pasar de la tarjeta amarilla a la roja, la Comisión da una oportunidad a Dinamarca para que «se deje de medidas unilaterales» y dialogue con un equipo de cuatro comisarios que coordina la responsable de Interior, Cecilia Malmström, para cambiar el rumbo. Con su rápida reacción, la Comisión quiere dar un golpe en la mesa con los daneses para atajar la crisis abierta en el espacio de la Europa sin fronteras, que inauguró Francia al pedir la vuelta a los controles internos fronterizos de manera excepcional como respuesta a la avalancha migratoria actual, procedente de las revueltas del norte de África. Diplomáticos daneses lamentan este desencuentro con la Comisión, sobre todo en plena preparación de su Presidencia de la UE que estrenan el próximo enero. Pero no creen que el Gobierno de Rasmussen pueda recular.