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El «Rey Tarumba» por Julián Redondo

La Razón
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La intrépida Ainara Hernando, periodista que ha abierto brecha en el ciclismo, un mundo de hombres, como antes Nieves Moya, Ana José Cancio, Darcy Kieffel o Victoria Sáez, que ha cubierto para LA RAZÓN Giro y Tour en calidad de «envidiada» especial, desde la Tirreno-Adriático me cuenta que Mario Cipollini, 45 años cumplidos, quiere reaparecer. «Ya, en el Giro –le digo en plan jefe–, pero es imposible. Quería ser el lanzador de Guardini, un nuevo talento velocísimo, y le han respondido que verdes las han ‘‘segao'', que tenía que haber puesto al día el pasaporte biológico seis meses antes de la ‘‘corsa'' y no lo ha hecho (siendo todo eso cierto, las autoridades deportivas italianas han encontrado una manera elegante de decirle que Jeannine Longo sólo hay una y él lleva años en la calle)». De inmediato, me atraganto porque la noticia de Ainara no es ésa. «Lo que quiere Cipollini es reaparecer en la Vuelta y, por lo que sé, ha agilizado los trámites para hacerlo». Me quedo de piedra. «Casanova» Cipollini era un fenómeno que alardeaba de sus dotes amatorias y de velocista. «Hago el amor, me como una chocolatina, recupero y gano la etapa», confesó el pavo real. No fue el día en que no llegó a la meta porque en el trayecto había quedado con una «signorina» en un hotel que le cogía de paso. Si lo que aseguran en Italia fuera cierto, habrá que confiar en el buen juicio de los responsables de la Vuelta y renuncien a la publicidad gratuita del «Rey León» en beneficio de una prueba extraordinaria «per se», que no necesita las bobadas del «Rey Tarumba» para calar en el aficionado.