Feria de Bilbao

Toros tan grandes como mansos

- Valdemorillo. Tercera de feria. Se lidiaron toros de San Román, muy serios de presentación, mansos, algunos rajados y bruscos. Dos tercios.- Iván Vicente, de grana y oro, estocada trasera, tres descabellos (saludos); estocada, descabello (saludos).- Leandro, de pizarra y oro, metisaca, estocada defectuosa, pinchazo, aviso, pinchazo hondo, tres descabellos (silencio); aviso, bajonazo (silencio).- Morenito de Aranda, de grana y azabache, dos pinchazos, estocada (silencio); estocada caída (vuelta al ruedo).Parte médico: Iván Vicente resultó herido en la ingle. En la enfermería le hicieron una primera cura y fue operado después en un hospital de Madrid.

Toros tan grandes como mansos
Toros tan grandes como mansoslarazon

La corrida asustaba. Y asustó. San Román llevó a Valdemorillo un corridón de toros, serio y bronco, que nos dejó más helados que los cero grados del termómetro. Aquello iba, cuando iba, con violencia, brusquedad, eso si superaba una desatada necesidad de irse a tablas. Mansada. Allí se fue Iván Vicente con su primero y allí mismo a la mínima lo enganchó con peligro. Se quedó en la cara expuesto. El toro no hizo por él, lo engrosaremos en la lista de milagros, y se antojó eterno hasta que le quitaron el toro de ese duelo frente a frente que mantuvieron. Hay eternidades que salen muy caras. Repuesto el torero volvió a una guerra sin ganador, herido aunque en los tendidos no nos percatáramos. Siguió en tablas cerrado, buscando agua en un pozo seco. Nada había. Y peor lo que nos esperaba. Volumen en el toro, sí, pitones, desaguisado de bravura. Entre la mansedumbre y la mala clase se debatió el resto del festejo. Uno a uno. Toro a toro. Enorme pareció el cuarto. Y el doble cuando Iván Vicente se puso a torearlo por la derecha y en dos ocasiones la colada fue infernal. Dañina para los sentidos. Al calor del pitón zurdo sacó Vicente lo poco que había. Si Leandro mostró casta para plantar cara al segundo, bronco, difícil y áspero, perdió todos los méritos en la suerte suprema. Fondo y forma. Punto a punto en las antípodas de lo que marca el guión. La autenticidad. Exigió mucho el toro y fue por el izquierdo por donde más se dejó meter en vereda. Violencia sacó también el quinto en una faena sin historia y con un dilatado final. La espada no iba. Y no fue.

Morenito de Aranda tiró de solvencia y claridad de ideas para hacer al toro las cosas como si se tratara de un santo. Con el sexto, que era un señor también, grandón, enorme, se atornilló al suelo, la mente despejada y las pulsaciones a raya. Y ahí ya, sin el límite de la duda, cosió una faena meritoria a un toro que iba descontrolado, la suma de cabezazos daba como resultado su embestida. Meritorio. Tampoco se achantó con el tercero, que ni humillaba ni se empleó. Pero la realidad es que cuando el toro no va, el frío se mete en los huesos. Y ya no estamos hablando de la climatología.


Sergio Flores, a hombros
La novillada matinal en Valdemorillo dejó como triunfador a Sergio Flores en el mano a mano con Fernando Adrián. Los novilleros lidiaron un encierro de Fuente Ymbro. Sergio Flores, oreja, silencio y oreja; Fernando Adrián, ovación, oreja y ovación. Un tercio de entrada.