España

Como la espuma

La Razón
La RazónLa Razón

El cambio de Gobierno ha resultado ser espuma. Adornaba el café, lo acolchaba, le daba un aire más sugerente, para los incondicionales incluso más adictivo, pero no ha sido otra cosa que un conjunto de burbujas formada sobre la superficie de un gobierno líquido. ¿Cómo no va a haber disensiones en el seno del Gobierno y el PSOE, si a un mes de la efervescencia, la espuma se ha desvanecido?
Según la encuesta que publicó el jueves Antena 3, la horquilla entre el Gobierno y el PP rebasa todas las previsiones. Nada menos que 13 puntos de distancia entre los dos partidos. Es el mejor resultado para Rajoy de todos los que ha hecho Demoscopia para la cadena desde 2004. Lo que sería el mejor dato para los populares de su historia, por encima de la mayoría absoluta cosechada por Aznar. Y, por ende, uno de los peores resultados para los socialistas.
Por eso, pánico es lo que se ha instalado en el PSOE porque la derrota de Zapatero puede ser his-tó-ri-ca, de noche de cuchillos largos, por debajo de la derrota de Almunia, semejante a los peores datos del socialismo en los últimos treinta años, que fueron los del año 77, cuando Felipe González comenzaba su andadura por la Transición. Almunia cometió el error de pactar con IU y darle foco a esta formación, una lección que aprendió Zapatero intentando robarle a la izquierda el discurso y los líderes, como Rosa Aguilar. Por eso es tan grave y preocupante para los socialistas lo que ahora está pasando con el pendulazo del Sáhara. Los mismos socialistas que se manifestaban a favor del Polisario hace unos meses, se cuelgan ahora del brazo del autócrata rey de Marruecos. Esta vez la renuncia de principios no afecta a la caja, sino que ha tocado una de las fibras más sensibles de los socialistas: la defensa de los derechos humanos. Por eso el debate es encarnizado, aunque soterrado. Apenas hay protestas del sindicato de la zeja, contenidas porque esta tropelía no la ha hecho el PP.
¡Y eso que faltan por venir los verdaderos ajustes económicos! Tras el susto de mayo, donde Zapatero anímicamente tocó fondo, se han hecho juegos florales con sindicatos y grupos minoritarios, para aplazar los deberes. Lo último que sabemos es que la reforma de las pensiones no estará lista antes de las elecciones municipales y autonómicas, para no desgastar más al Gobierno. ¿No es un escándalo que España se coloque al borde del abismo, como ya están Irlanda y Portugal, por aplazar urgentes decisiones, por un puñado de votos? Como si esto pudiera cambiar el rumbo de las encuestas, y las cosas...
El cambio de Gobierno ha resultado ser, pues, espuma, con Rubalcaba flotando entre las demás burbujas. Apenas él destaca entre el marasmo pero que no se descuide, porque cuando no hay respuestas, la exposición es demoledora. Tras él intenta zafarse Zapatero. Claro que no hay ingenuo que no sepa que el Zapatero de la ideología ya no existe, que se ha licuado en sus bandazos, que es el terrón de azúcar diluido en el fondo del vaso.