Sevilla

Silencioso adiós de Rivera en Zaragoza

Rivera Ordóñez sigue los pasos de su hermano y se retira una semana después del «alejamiento temporal» anunciado por Cayetano Zaragoza. Décima de feria. Se lidiaron toros de Las Ramblas y El Torreón (3º, como sobrero del mismo hierro, 5º y 6º, también sobrero de la divisa titular), desiguales de hechuras y bajos de presentación. El 1º, manejable y sosito; el 2º, bueno, noble, con brío y punto rajado; el 3º, tardo pero manejable; el 4º, rajado; el 5º, renqueante y sin fuerza; y el 6º, de buen juego con buen pitón izquierdo, aunque las fuerzas justas. Tres cuartos largos de entrada. Rivera Ordóñez, de azul marino y oro, estocada buena (saludos); estocada baja (saludos).El Cid, de grana y oro, pinchazo hondo, tres descabellos, aviso (saludos); tres pinchazos, media ladeada (silencio).Sebastián Castella, de lila y oro, estocada buena (saludos); aviso, estocada caída, cinco descabellos, segundo aviso (palmas).

El diestro Francisco Rivera Ordóñez, "Paquirri", lidia a su primer astado en la corrida de Feria del Pilar de Zaragoza
El diestro Francisco Rivera Ordóñez, "Paquirri", lidia a su primer astado en la corrida de Feria del Pilar de Zaragozalarazon

La rumorología volaba como la pólvora. Todo apuntaba a que Rivera Ordóñez se despedía ayer del toreo en la plaza de Zaragoza. Una semana después de que su hermano Cayetano tomara la misma decisión en Hellín. Nadie confirmaba pero la retirada estaba en el ambiente. Se intuía el plan trazado. Su hermano Julián Contreras en el callejón, Cayetana, su hija, y su novia en distintas barreras de la plaza. Y la complicidad de su cuadrilla. O el brindis de El Cid a Rivera. La banda sonora de la tarde decía adiós. Esperamos hasta el final. A ese emotivo momento en el que torero, en ocasiones, cuando así lo cree, cuando se va convencido, se corta en público el añadido, la coleta. Y algunas veces en un clima inolvidable: como el de José María Manzanares hijo cortando la coleta a su padre entre lágrimas en la Maestranza de Sevilla. Esperamos, incluso se esperaba en el ruedo, pero no llegó. La tarde, huérfana de lucimiento de principio a fin, acabó con Rivera Ordóñez saludando, mejor dicho, despidiéndose parsimonioso, tomándose su tiempo y como recreándose en el momento. Sólo a la salida confirmó, escueto, que sería su última tarde «si Dios quiere». Francisco Rivera Ordóñez, en los últimos tiempos apodado por voluntad propia como su padre Paquirri, se fue a los 17 años de haber tomado la alternativa en Sevilla. Y lo hizo sin gran triunfo y casi en silencio. Brindó su segundo toro, el último, o el penúltimo que suena mejor dejar la puerta abierta, a su hija Cayetana, en la barrera de matadores. El toro estaba también de despedida pero desde que salió por la puerta de toriles. Encontró su sitio en tablas y ahí agarrado al piso y con el trasero apoyado en la barrera fue imposible sacar faena. Ni un milagro. Su primero sí tuvo nobleza y buen son, con la raza justa al igual que la transmisión. En una tanda, que atacó al toro, se encontró a gusto Rivera y conectó con el público. No hubo más. Se iba el torero que ilusionó en los primeros compases de su carrera. En sus inicios de novillero y las temporadas del 95 y 96. Madrid, Sevilla, aquellos años en los que se daba continuidad en los ruedos al hijo de Paquirri, al nieto del gran Antonio Ordóñez, al bisnieto de Niño de la Palma. Ayer se cerraba una etapa de su vida y una generación de toreros.

El Cid le brindó el segundo toro, que embistió con alegría. Lo toreó bien con el capote de salida y en el quite a la verónica. Pero que muy bien. Comenzó la faena en el centro del ruedo con la derecha y las primeras tandas tuvieron más reunión, cortas, pero en el buen aire del toro. La faena fue a menos. El quinto de El Torreón resultó renqueante y sin fuerza y así el toreo pierde el sentido.

Larga faena al sexto
Castella se empeñó y empeñó en una faena larguísima tanto que le sonó el primer aviso y todavía no había entrado a matar con el sobrero sexto de El Torreón. Tuvo el toro las fuerzas justas, pero calidad en la embestida sobre todo al natural. Sumó el francés muchas tandas en una faena a la que faltó limpieza, muy tropezado el engaño. Fue convenciendo al público hasta que lo dilató con el acero, pero ahí quedó la cosa. Su tercero, también sobrero, fue toro tardo pero tomaba el engaño con largura por el izquierdo. La faena buscó argumento en la derecha y en el péndulo final. Y la realidad es que a la tarde, y hubo mimbres, le faltó argumentos.
Ni un trofeo en la última corrida de a pie de esta Feria de El Pilar. En una semana, la retirada de los dos hermanos, Cayetano después de siete años, y Francisco desde la juventud. Una vocación más clara en los inicios que cerró, de cara al público al menos, ayer en la plaza de toros de Zaragoza.