Rabat

El silencio de Argelia

La Razón
La RazónLa Razón

La ausencia de reacciones internacionales a los ataques de las fuerzas marroquíes en el Sáhara y el bloqueo de Rabat a la información procedente de la antigua colonia española, que no nos permite conocer lo que está pasando allí, no deja de ser extraño e inquietante.
Ningún Gobierno u organismo internacional ha condenado lo que está sucediendo con la población saharaui en las últimas semanas.
Pero quizás lo más extraño es el silencio de Argelia, protectora tradicional del Frente Polisario desde que España entregara el Sáhara a Marruecos en los años sesenta del siglo pasado.
Los campamentos saharauis en Tinduf, en la frontera con Marruecos, han sido el único asilo de los saharauis cerca de su territorio. Probablemente el exministro español Moratinos, que se entrevistó el viernes con el primer ministro argelino, Ahmed Ouyahia, pueda informar de la retirada del apoyo de Argel al Frente Polisario, que no deja de sorprender a la comunidad diplomática española.
En estos medios se comenta el «poder desestabilizador» de Marruecos, que no tiene un Ejército importante, pero sí cuenta con uno de los servicios secretos más profesionales en todo el Magreb. En los últimos meses no se han producido atentados terroristas contra el Ejército argelino, como ocurrió en los últimos años.
También se comenta en círculos diplomáticos el control que los servicios secretos de Rabat tienen sobre Mauritania y Mali y cómo se ha librado de los atentados y secuestros de la rama de Al Qaida en el Magreb.