Presidencia del Gobierno
Rajoy listo para gobernar
Mariano Rajoy extendió ayer deliberadamente la sombra de las elecciones anticipadas sobre la cumbre de La Moncloa. Ya lo anticipó con mucha más claridad el vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons, en una entrevista en RNE una hora antes de que comenzase la reunión en Palacio. «Zapatero forma parte del problema y no de la solución debido a su falta de credibilidad. Si el Gobierno no está dispuesto a emprender reformas, lo mejor sería que convocase elecciones». Y el líder del PP, a su manera, en ese estilo suyo mucho menos directo –tampoco esta vez las circunstancias ni el sitio eran los más adecuados para formularlo de otra manera–, abundó en esa teoría con el cartel del Palacio de La Moncloa de fondo. «Aquí hay una alternativa dispuesta a asumir el reto de gobernar cuando los españoles lo decidan». «¿Está pidiendo elecciones anticipadas?», se le preguntó. «Hoy no quiero decir nada más», replicó. Pero pocas dudas había ya de lo que quería decir. En el cuartel general de Génova se había recibido la convocatoria del presidente del Gobierno como una «trampa más», como una salida «in extremis» de Rodríguez Zapatero por la presión de los cuatro millones y medio de parados y de los mercados internacionales. El martes por la noche, con la estrategia ya definida, se anticipaba incluso que no habría sorpresas: un acuerdo de mínimos sobre Grecia y las cajas, una foto «por patriotismo» y «nada más», porque Rajoy no se dejaría utilizar ni tampoco iba a hacerse corresponsable de una política que ha llevado a España a una «situación crítica». Por tanto, la dirección popular no confiaba en que la entrevista sirviera para tejer una hoja de ruta en común y mucho menos el plan de reformas estructurales que «no sólo pedimos nosotros, sino todos los organismos internacionales y los inversores». Los hechos confirmaron esas previsiones y la reunión dejó prácticamente todo como estaba: al margen de ese acuerdo para acelerar la reforma de la Ley de Cajas, al que la vicepresidenta Elena Salgado se negó en la negociación del FROB por la presión de sus autonomías, ayer Gobierno y PP no acercaron ni un milímetro sus modelos económicos. A solas con Rodríguez Zapatero, Rajoy le reclamó que «actúe» y que no piense que el problema se arregla con el acuerdo sobre el sistema financiero, porque con «eso no basta». Le dijo que la política económica es un todo y que las medidas aisladas no sirven para dar respuesta a la principal prioridad, crear empleo. Defendió lo mismo que viene sosteniendo en público desde hace meses: que la situación es «crítica», como lo demuestra la «dramática» situación del paro, y que aunque España no es Grecia, su ejemplo demuestra que «esperar a que escampe» no conduce a nada. Y, por supuesto, le advirtió de que el tiempo «se ha acabado» y ya no caben «idas y venidas, vacilaciones ni medias tintas» ni tampoco refugiarse en el argumento de la concertación social para no hacer nada en el plano laboral. «El BOE es de ellos y ellos sabrán lo que hacen. Nosotros ya le hemos vuelto a invitar a tirar hacia adelante y que cuente con nuestro apoyo para tomar decisiones impopulares. La pelota sigue estando en su tejado», comentaba un miembro del Comité de Dirección del PP.En Génova se respiraba ayer tarde cierto alivio por entender que Rajoy había sorteado el «abrazo del oso» y había marcado bien su terreno ante la «nueva operación de imagen» de Zapatero. Por si acaso, es decir, por si no había quedado claro que tenía su alternativa, Rajoy incluso repartió entre los informadores las propuestas que llevó a Zurbano. Su conclusión: el presidente no está dispuesto a adoptar decisiones impopulares. Ayer ni siquiera dejaron acordada una nueva cita.
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