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ANÁLISIS Resultados previstos

La Razón
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¿Cómo interpretar los resultados de los test de estrés?
En cierto sentido son mejores de lo esperado: nadie preveía un número de suspensos por debajo de una docena, y al final han sido sólo ocho sobre 90 (o nueve si se incluye el banco alemán Helaba, que se retiró). Ahora bien, esa misma cifra puede animar la expectativa recelosa de que se repita el desenlace insatisfactorio de 2010, cuando fallaron pocas entidades y al cabo de un tiempo se comprobó que los criterios habían sido demasiado laxos.

¿Es malo para España acumular un porcentaje tan alto de suspensos?
Parecería que salimos mal parados acumulando cinco de las ocho entidades que no han aprobado el examen. Sin embargo, esto ignora el hecho de que España ha puesto sobre el tapete prácticamente todo su sistema financiero mientras que la media europea fue del 60 %: si España hubiese hecho lo mismo no habría tenido ningún suspenso. Por eso a los analistas no les sorprendió el elevado número de entidades españolas suspendidas.

¿Por qué suspendieron las entidades españolas?
Las pruebas de resistencia no son predicciones, sino hipótesis: se dibuja un escenario de perturbación durante un par de años y se evalúan las entidades que podrían superarlo conforme a unos ratios de capital de rápida disponibilidad comparados con los activos de mayor riesgo. La definición de «capital» marca la diferencia entre el Banco de España y la Autoridad Bancaria Europea, porque ésta no considera que deben integrarlo los bonos convertibles en acciones, las provisiones genéricas, plusvalías, desinversiones y otras partidas del balance de los bancos. Por eso el gobernador del Banco de España se negó ayer a hablar de «suspensos», porque incorporando esas partida, todas las entidades alcanzan los mínimos.

¿Está saneado nuestro sistema financiero?
Si por saneado entendemos un sistema blindado ante las burbujas y las crisis, la respuesta es negativa. El sistema que se está diseñando no difiere del anterior: sólo incrementa relativamente los requisitos de capital. Todas las preocupaciones han de mantenerse. Si por saneado entendemos un sistema que puede superar la crisis de solvencia, la respuesta es positiva siempre que las Administraciones recorten sus déficits al menos en los objetivos previstos.