Leguina: el Gobierno de Zapatero se ha convertido en un «sindiós»

Como ejemplo, Leguina destaca en su página personal de Internet, que recoge Europa Press, las posiciones que el jefe del Ejecutivo y el Grupo Socialista en el Congreso defendieron la semana pasada ante la polémica surgida en torno a la expulsión de gitanos rumanos por parte del Gobierno francés.

Así, censura que mientras Zapatero hacía "una encendida defensa"en Bruselas de la política migratoria de su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, abandonando su "conocido"discurso de "tó er mundo e güeno", el grupo parlamentario socialista presentaba en la Cámara Baja una proposición "dándole un espaldarazo"a la comisaria de Justicia, Viviane Reding, y, por ende, a las críticas vertidas contra Sarkozy.

Aunque el ex presidente madrileño subraya que los políticos españoles no están en condiciones de criticar al Ejecutivo del país vecino -dada su "incuestionable"solidaridad en la lucha contra el terrorismo-, sí admite no entender el "sindiós"existente entre Gobierno y dirección del PSOE.

"Da la sensación de que en esa cúpula cada uno campa por sus respetos y sólo hay una cosa en la cual todos están de acuerdo: en adorar al jefe", subraya el ex parlamentario socialista, antes de cuestionarse si realmente "hay Gobierno". "Que hay ministros (y ministras) lo demuestra la televisión, pero ¿hay Gobierno?", indica.

Otra muestra más de que "falta una brújula"en el Ejecutivo es, según Leguina, lo sucedido con el Almacén Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares, el cual, según el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, se iba a ubicar en Zarra (Valencia), y finalmente el Consejo de Ministros decidió aplazar esa decisión.

Así las cosas, Leguina justifica este "espectáculo tan deprimente como surrealista"en que el Gobierno debe de estar "volcado"en las primarias de Madrid "y sin tiempo para otras cosas". "Y mientras se desangra a chorros en votos y en credibilidad, a nosotros, los afiliados se nos sigue encargando el contemplativo papel de Jorge Sepúlveda: el de estarnos quietos y mirando al mar", concluye.