Europa

Alicante

Castellana se tiñe de rojiblanca

Miles de atléticos adelantaron la celebración oficial de la Europa League en la fuente de Neptuno. Hubo cargas, bengalas y varios detenidos en una noche de fiesta para la afición del equipo del Manzanares

Castellana se tiñe de rojiblanca
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MADRID- Tras un año y ocho meses de espera, sólo 620 días después, la afición del Atlético volvió a tomar anoche las calles de la capital para celebrar un título europeo. El tercero en apenas dos años. Los pronósticos que daban al Bilbao como favorito pronto se chocaron con una realidad tan incontestable como el 3-0 final: Neptuno, dios del agua y de los mares, hundió la gabarra bilbaína. Agradecida por ello, la hinchada colchonera quiso honrarle concentrándose en torno a su fuente. A la alegría desbordante de los 9.000 atléticos que tuvieron la fortuna de vibrar en Bucarest junto a Simeone y a los suyos, se sumó, a 3.000 kilómetros de distancia, en la plaza Canovas del Castillo, una marea que convirtió en rojiblanca la madrugada madrileña.
Hasta los pies de la fuente se desplazaron miles de personas procedentes de todos los puntos de la región. El horario –la final acabó a las 22:30– y el buen tiempo también jugaron a favor de todos aquellos que se animaron a festejar el cuarto título de su equipo en tierras europeas.
Las banderas, las camisetas y las bufandas dieron colorido a un ambiente eufórico en el que el sonido lo puso el claxon de aquellos que emplearon el coche para acercarse al centro. Cláxones que, en el comienzo de la fiesta, sonaron de forma especial, a modo de recado al vecino merengue, a su paso por Cibeles. Conforme avanzaba la noche, los cánticos fueron ganando todo el protagonismo. A clásicos como el «¡Campeones, campeones!», «Madridista el que no bote», o consignas de apoyo y agradecimiento al «Cholo Simeone», se unió el grito de todos los allí presentes al corear el nombre de Falcao, el auténtico héroe del partido. Los dos zurdazos con los que el colombiano abrió brecha en la primera parte de la final bien merecían el reconocimiento de su hinchada.

En el epicentro del sentimiento atlético se dieron cita grupos de amigos, parejas, turistas a los que la celebración les pilló por sorpresa, pero también padres y madres con sus hijos, a los que, por un día, se les perdonó aquello de irse pronto a la cama. Entre estos niños, muchos afortunados a los que, frente a lo que han sufrido muchas generaciones de atléticos, el ritual de la celebración en Neptuno comienza a convertirse en algo normal. Todo ellos tenían frescas en la memoria las escenas de mayo de 2010, cuando el Atlético ganó la primera edición de la Europa League frente al Fulham, o las de agosto de ese año, tras la victoria frente al topoderoso Inter en la Supercopa continental.

«Mi primera gran celebración como atlético fue durante el doblete del 96. Luego sufrimos mucho con el descenso a Segunda División. Ahora nos merecemos esta fiesta», subrayaba Francisco mientras se acercaba a la fuente vallada. Otros no quisieron perderse la celebración pese a que no viven en Madrid. Es el caso de Jorge, que nada más acabar su jornada de trabajo en Alicante, cogió el coche para vivir el triunfo de su equipo junto a sus amigos en la capital: «No me importa hacer 400 kilómetros hoy y otros tantos mañana. Lo importante es vivir esto».
Y como no, algunos quisieron hurgar en la herida del madridismo al recordarle la sequía que de los blancos en Europa: «Si los aficionados del Madrid quieren ver lo que se vive en una final europea que se hagan del Atleti. Es nuestro tercer título en tres años. Ellos llevan una década sin lograrlo», comentaba con cierta ironía Joaquín. Los más optimistas creen que esto puede ser el principio de nuevas fiestas para la afición rojiblanca: «El domingo lograremos el pase para la Champions League y en agosto jugaremos la final de la Supercopa de Europa contra el Chelsea del Niño Torres. Aunque nos duela, le ganaremos».

Dispositivo especial
Sin embargo, la alegría del triunfo se vio empañada por un grupo de aficionados «ultra» que, molestos por la distancia del cordón policial hasta la fuente, se saltaron las vallas y lanzaron varios objetos contra los agentes de Policía Nacional que vigilaban la zona. El ataque de los violentos se saldó con varios detenidos. Unos cien agentes antidisturbios vigilaron la zona para evitar los incidentes. A los agentes municipales, se sumaron otros servicios como el Samur-Protección Civil, en un despliegue similar al de la noche en el que el Real Madrid se proclamó campeón de la Liga.