Kabul

Turpín el embajador de las guerras

José Turpín no es un diplomático al uso. Su imagen se aleja mucho de la que habitualmente se tiene de un hombre con una de las carreras más «glamourosas» de la función pública.

Turpín el embajador de las guerras
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Chaquetas de pana combinadas con pantalones de muchos bolsillos, camisas oscuras, botas de aventurero, corbatas de difícil combinación, pelo alborotado y un perenne cigarrillo en la boca. Murciano de nacimiento, su vida como diplomático ha transcurrido muy lejos de los destinos que habitualmente se disputan sus compañeros de carrera.

Licenciado en Ciencias Económicas, ingresó en la diplomacia con 34 años, una edad bastante tardía para lo que suele ser habitual. Y desde que forma parte de la representación española más allá de nuestras fronteras, su periplo ha sido más el de un aventurero que el de un diplomático de postín.

Comenzó en la representación diplomática española en los Emiratos Árabes Unidos, de ahí pasó a Irán y terminó en Colombia. Tras unos años recorriendo esos países, volvió a Irán, donde ascendió a segundo jefe de la embajada, desde la que saltó, con el mismo rango, a la de la India.

Pero su salto cualitativo, el destino que le tenía reservada la notoriedad en el mundillo de la diplomacia, no era otro que Kabul. Antes de que hubiera embajada como tal, Turpín ya se encontraba allí, como representante de España en un país que comenzaba su particular guerra tras el 11 de septiembre. Él abrió el camino, comenzó a moverse por la capital de Afganistán, a conocer a quien de verdad hay que conocer en aquel país y a adquirir un peso entre sus compañeros extranjeros.

En marzo del año 2006 era nombrado embajador en el país asiático, y desde entonces ha permanecido allí. Tanto tiempo en ese destino le ha valido para ser uno de los mayores expertos en un país nada fácil de entender, para convertirse en una referencia en Kabul como decano de los embajadores en la ciudad.

Sus reflexiones sobre Afganistán suelen ir precedidas de una calada y algo de misterio, sus palabras parecen guardar siempre un secreto inconfesable, pero los militares destinados en Kabul le tienen como referencia, como invitado a todas sus reuniones de descanso, como guía de una ciudad inabarcable. Ayer fue nombrado para un nuevo destino y siguiendo su constante de destinos poco queridos, acabará en Irak. Aún no tiene sustituto, pero seguro que muchos, en Kabul, le echarán de menos.