Londres
Cuando el problema es el exceso de memoria
El síndrome de Savant implica una privilegiada retentiva junto a otras habiliadades mentales. Las personas que lo sufren deben vivir, además, con déficit cognitivos y motrices que no les permiten a veces comer o incluso vestirse solos.
Apenas hay unos cientos de casos en el mundo. La mayoría descritos y localizados por el psiquiatra Darold Treffert de la Universidad de Wisconsin (EE UU), que ha consagrado toda su vida al estudio de los extraños casos de los pacientes con «cerebros privilegiados», también conocidos con el síndrome de Savant.
Tienen una gran capacidad para realizar complicados cálculos mentales o retener gran cantidad de información y al mismo tiempo padecen deficiencias cognitivas, motoras o físicas. Ni siquieran son capaces de vestirse o comer por sí mismos y no se relacionan socialmente. Muchos de ellos, se enmarcan dentro del trastorno del autismo, pero no por ello un autista tiene que poseer este «don».
Un ejemplo cinematográfico se puede encontrar en la oscaridaza «Rain Man». En la cinta, Dustin Hoffman interpretaba a uno de los enfermos más célebres con este síndrome: Kim Peek. Este hombre era capaz de memorizar libros enteros, aunque sin capacidad para entenderlos debido a su lesión cerebral, que impedía la conexión entre hemisferios. Ello le ayudaba a retener el 98 por ciento de la información, mientras que una persona normal sólo guarda menos de la mitad.
Como explica Treffert, «aproximadamente una de cada diez personas con autismo sufre el síndrome de Savant. Poseen alguna habilidad especial, como la memorización de matrículas o de información deportiva o el cálculo del calendario; otros tienen un talento menos común, enfocado al arte, la música o las matemáticas; y sólo unos pocos llegan a un nivel superior en el que la habilidad es tan espectacular que si la persona no sufriera una discapacidad que podrían clasificarse como "prodigio"o "genio"».
Saber algo más
Hay cinco áreas delimitadas en las que destacan estos pacientes: arte, música, matemáticas, control del calendario y habilidades mecánico espaciales, además de un «almacén» sin límite para la información que procesan, aunque no la comprendan. En realidad, son pequeñas obsesiones que consiguen convertirse en grandes habilidades.
¿Quién podría tocar toda una pieza de piano sin saber absolutamente nada, tan sólo horas después de haberlo escuchado por televisión? Pues, Leslie Lemke, ciego, lo consiguió a los 14 años. Tocó sin vacilaciones ni tropiezos el Concierto número 1 de Tchaikovsky. ¿Quién no ha dicho alguna vez «tengo buena memoria fotográfica» y ha sido capaz de dibujar después a la perfección lo que ha visto? Stephen Wiltshire, lo consiguió con sólo 11 años. Tras ver toda una panorámica de Londres desde un helicóptero supo reproducir la ciudad, hasta con el número exacto de ventanas en los edificios. Y así podrían darse a conocer otros cientos ejemplos de determinados pacientes con habilidades especiales.
Este hecho ha llevado a la Medicina a cuestionarse por qué una persona con limitaciones cognitivas puede llevar a cabo este tipo de tareas de forma sobresaliente. Algunos sostienen que la fijación por completo en algo muy concreto ayuda a la mente a destinar todos los recursos en ello. Mientras que cualquiera tiene mil cosas que puede hacer y su cerebro está preparado para ello, los Savant emplean «lo poco que tienen» sus maravillosas mentes en sus pequeñas obsesiones.
Por ello Treffert confiesa que sus investigaciones se han centrado en dar respuestas a estas cuestiones que plantean cómo alguien que nunca ha hecho algo lo domine de forma sobrenatural. «Conocer cómo funcionan sus mentes con las tecnologías y las herramientas actuales serviría para conocer el funcionamiento de estos seres especiales que maravillan a su entorno a pesar de contar con importante limitaciones», añade Treffert.
MENTES MARAVILLOSAS
Si bien es cierto que no todos los pacientes con trastorno del espectro autista desarrollan las capacidades que engloba el síndrome de Savant, hay un rasgo común: habilidades innatas de memoria, aunque no tengan un uso funcional. Así, M ª Isabel Bayonas Ibarra, presidenta de la Asociación de Padres de Niños Autistas (APNA), cuenta que su hijo David, de 43 años, tiene una pequeña «obsesión» con el recordatorio de fechas de cumpleaños. «Él siempre pregunta cómo se llama la gente y cuándo cumple los años. Entonces, todos los días al levantarse me dice "Hoy es el cumpleaños de...". Al principio no me fijaba, pero hace tiempo que voy apuntando en un cuaderno las fechas y supera las 500», explica Isabel. David, al igual que otros chicos con autismo, sin llegar a la brillantez de los Savant, fijan su atención en motivos que al resto les resultaría extraño. «Otro chico de la asociación es capaz de contar la historia de la evolución del ser humano. Le interesa el tema y cuando empieza a contarlo nadie puede pararle, no le importan las interrupciones», añade Isabel.
DE INTERÉS PARA LOS ENFERMOS:
Asociación de Padres de Niños Autistas
Calle Navaleno, 928033 Madrid
Web: www.ignacioalcaraz.com
correo: apna@apna.es
Confederación Autismo España
Eloy Gonzalo, 34 - 1º, 28010 Madrid
Web: www.autismo.org.es
correo: confederacion@autismo.org.es
Síndrome de Savant
Web: www.savantsyndrome.com
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