Londres

Bodas de oro y rubí para los veteranos de la defensa ambiental

Cincuenta años han pasado desde que la palabra conservación empezó a asociarse a un panda, 40 desde que unos pacifistas se plantaran ante los ensayos nucleares en Alaska y otros tantos desde que un grupo de jóvenes apilara 1.500 botellas a las puertas de Schweppes, en Londres, para exigir su reutilización.

Tres de las organizaciones ecologistas más importantes a nivel internacional están de aniversario: bodas de oro para WWF (50 años) y de rubí para Greenpeace y Amigos de la Tierra (40 años).

Con la meta de "salvar las especies en peligro y sus hábitats"nació en 1961 la más veterana de ellas, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), bajo el impulso de conservacionistas británicos, españoles y suizos que eligieron al casi extinto panda gigante como imagen de sus luchas.

Miguel Ángel Valladares, su portavoz de Comunicación en España, recuerda que uno de los primeros grandes logros de la organización consistió en convencer a las autoridades de que no "secaran"las marismas de Doñana, como planeaban, sino que las conservaran.

La defensa de rinocerontes, elefantes, pandas y demás especies amenazadas ha sido su seña de identidad, pero Valladares asegura que de lo que más orgullosos se sienten cuando miran atrás es de "haber impulsado un marco global para la conservación".

Hoy día el "panda"está presente en más de 150 países y avalado por el apoyo de 5 millones de socios en todo el mundo.

También tal septiembre como este de hace 40 años nacía Greenpeace de mano de un grupo de jóvenes americanos y canadienses preocupados por los ensayos nucleares en Alaska.

De separar las dos palabras que componen su nombre en inglés nace su razón de ser: el pacifismo y el ecologismo; dos causas que vienen defendiendo bajo una forma de activismo que constituye su seña de identidad: llamativas protestas.

Su directora de Campañas, María José Caballero, señala que las "victorias"que más recuerdan son aquellas contra la contaminación marina por residuos nucleares o sustancias químicas.

Greenpeace, que llegó a España en los 80, cuenta con 3 millones de donantes y 8 de simpatizantes; y tiene entre su personal a reputados científicos y médicos, periodistas... "dispuestos a luchar por un planeta más verde y en paz".

Caballero desvela que el mayor sueño de sus activistas es "que su labor no hiciese falta"; y su mayor fracaso en estos años: "haber revelado los grandes problemas ambientales y no haber convencido para que se apliquen las soluciones".

El principal desafío para los próximos 40 años: "el cambio climático, sobre todo porque los políticos han renunciado a solucionarlo", agrega Caballero, quien apunta a que el logro "local"que más les enorgullece es el cierre de la central de Zorita (Guadalajara).

En 1971 nació también la primera organización ecologista que nos hizo ver que el desarrollo social va de la mano del ambiental, y que es imposible concebir el uno sin el otro: Amigos de la Tierra.

Su objetivo, "cambiar conductas sociales de ciudadanos y gobiernos", quedó claro desde su protesta 'inaugural': en la colocación de 1.500 botellas de vidrio vacías frente a la sede londinense de Schweppes para exigir la reutilización de envases.

Liliane Spendeler, su directora en España, donde Amigos de la Tierra trabaja desde 1979, sostiene que "los mayores frutos"recogidos en 40 años de pelea han sido "situar el medio ambiente en la agenda política, impulsar normas sobre los residuos, los químicos peligros o la seguridad nuclear".

En el caso de España, de lo que más contentos se sienten es de haber logrado que se prohibiera la caza de ballenas y haber contribuido "al rechazo social frente a los transgénicos".

Amigos de la Tierra posee 77 grupos nacionales y más de 2 millones de miembros en el mundo.