Banderas venderá 900000 botellas por Jesús MARIÑAS

Hizo de todo: reencontró amistades, bautizó su nuevo perfume para Puig, debutó como fotógrafo recreador de españolismo y tuvo cena de adiós con 40 personas. Vuelve para fiestas por aquello de la Navidad, su madre no se reanima aunque pase el tiempo. Verla fue lo que hizo nada más llegar: «La encontré muy bajita», me dijo. Delgadísimo y lleno de frenesí, tan sólo apaciguado lo escenográfico con mucha teatralidad de sus fotografías, que acabaron subastándose para su fundación malagueña, dedicada a dotar de becas en el extranjero. Siempre piensa en los demás. «Y no sabes cómo», exaltó Carmen Cafarell, directora del Instituto Cervantes. Desde Madrid encauza la actividad formativa y cultural de esos 37 centros en el mundo. «Antonio está, con Plácido Domingo –me pregunto dónde dejan a Julio Iglesias que presuntamente presume de español a donde va– siempre con España en la boca. De Madrid, la muestra irá a Brasil y Argentina» detalla casi patriotera. Antonio sacará un libro en marzo con esta exaltación, «casi lorquiana». Se lo apunto y el galán sonríe lanzando un «¡uff, no te pases!». Con gran sentido estético, de la composición y el uso de la luz que elogió César Lucas ante la obra expuesta, repasa la temática de la cultura española como los toros, el estoque, la luna-lunera de Federico y hasta sus tres manolas «esas que van van por la calle solas». Bonito su romance, lo mismo versionado por Nuria Espert que declamado con más música por Nati Mistral. Qué será de esas manolas, ay, preguntaba Pedro Olea, acaso también suspirando por dirigir al actor ya en la cincuentena. Rieron con Diego Galán evocando viejos tiempos, como también haría con Rossy de Palma o una Loles León más entrañable. Ensalzaban con pasmo los mitos nacionales que recrea en sus 17 fotos. «En realidad son 23, pero sólo han colgado éstas. Es una afición que descubrí hace un par de años... Van acompañados de unos poemas que acabé» ¿Coincidió con tu dedicación al vino? «Fue cuando compré en Ribera del Duero lo que era Anta Bodegas. Esta cosecha sacaremos 700.000 botellas, anticipo de las 900.000 que esperamos conseguir». Sus tintos regaron la tarde magnificadora del Tenorio, toreros enamorados a lo Julio Romero de Torres, y claroscuros como de otro tiempo. Una puesta en escena colorista, reivindicatoria – se ríe porque Hollywood no cambió su sencillez– y llena de fetichismo patrio. Simbólica españolada exacerbada con humor y arte. Parece salido del Renacimiento. Un encuentro de lo más gozoso.