Tribunales

A cuatro por niño por Alfonso Ussía

La Razón
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No he puesto mis esperanzas en la esperada decisión del Tribunal Constitucional respecto a la «Doctrina Parot». Pero no soy como Llamazares, que ni respeta ni acata las sentencias que van en contra de sus simpatías. Si el TC decide que la «Doctrina Parot» no es aplicable, habrá que acatar su resolución y aguantarse. Pero no quedaría bien. Cuatro años de cárcel por cada niño asesinado, resulta escandaloso.

Como informa el gran «Zulo» en las páginas de LA RAZÓN, Juan José Zubieta, terrorista del «Comando Barcelona» y condenado a 1.311 años de cárcel, está a pocas semanas de abandonar la prisión y encontrarse con la libertad después de haber permanecido entre rejas veinte años. Zubieta, el 29 de mayo de 1991, formó parte del grupo terrorista que asesinó a nueve personas en el cuartel de la Guardia Civil de Vic. De las nueve víctimas, cinco eran niños. Vanesa Ruiz, María Quesada, Ana Porras, María Rosa y Francisco Díaz. Nueve muertos. Con veinte años de prisión le ha salido cada asesinado a poco más de dos años de castigo. Y a cuatro por cada uno de los niños. Me consta que Llamazares, el que no respeta ni acata las sentencias que condenan a su amigo Garzón, es firme partidario de alcanzar un acuerdo con la banda terrorista, que incluye la generosidad con los etarras encarcelados. Pero se me antoja excesiva generosidad. Asesinar en España sale casi gratis. Mejor matar a diez que matar a uno, porque la estancia en la prisión es prácticamente la misma. De aplicarse al caso de este canalla la «Doctrina Parot», tendría por delante una buena y larga temporada de prisión pendiente. Pero en muy pocas semanas estará en libertad. Acataremos su libertad, y nadie se va a manifestar ante el TC por facilitar la salida de la cárcel de esa rata. Ahí radica la diferencia entre los que respetan a la Justicia, aunque sea con dolor, y los que creen que la Justicia tiene que estar del lado de sus afectos e intereses personales, una creencia muy totalitaria, y por ello, inmediata al proceder de nuestras izquierdas. No creo que Pilar Bardem, ni Llamazares, ni Cayo Lara, ni Rubalcaba, ni Diego Botto, ni Juan Diego, ni Aitana Sánchez Gijón, ni Almodóvar, ni Almudena Grandes, ni los editorialistas de «El País» o «Público» tengan previsto protestar por la libertad de un asesino de nueve inocentes, entre ellos cuatro niños, que ha cumplido una pena de saldo y rebajas por cada uno de sus asesinados. Ese tipo de protestas no van con ellos. Ni con Cristina Almeida tampoco, la gentil letrada que ha desmoronado su ánimo con la expulsión de Garzón de la Judicatura. Tampoco protestará la OEA, ni los periódicos norteamericanos que defienden la prisión preventiva en Guantánamo de los terroristas de Al Qaeda –algunos de ellos libres de pruebas que los acrediten como coautores del ataque a las Torres Gemelas–, y berrean tinta por la expulsión de la carrera judicial de un juez español condenado por unanimidad por prevaricador. Eso es gravísimo, y no que un terrorista cumpla poco más de dos años de cárcel por cada inocente asesinado.

Pero acataremos, como no, lo que decida el Tribunal Constitucional. Otra cosa es que nos manifestemos de acuerdo con su decisión, pero el respeto institucional no nos abandonará, aunque en los últimos tiempos mucho han hecho algunos de sus componentes –el Presidente a la cabeza–, para conseguir la pérdida de nuestra confianza. En pocas semanas se abrirán las puertas de la cárcel para un asesino múltiple. Para un criminal de niños. Nadie levantará la voz. Ni una pancarta. Así es la vida.