Saná

Siria desoye la presión internacional y dispara contra los manifestantes

La Razón
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EL CAIRO- En un nuevo viernes de protestas, miles de personas volvieron a salir a la calle en Siria y Yemen para pedir pacíficamente la marcha de sus mandatarios, que siguen aferrándose al poder e ignorando a sus ciudadanos y a la comunidad internacional. En Siria, un viernes más, las fuerzas de seguridad del presidente Bachar el Asad reprimieron las protestas violentamente y al menos ocho personas murieron en varias ciudades del país, incluida la capital, Damasco. Unos 1.000 manifestantes han fallecido desde el comienzo de las revueltas a mediados de marzo, pero Asad no ha hecho la más mínima concesión hacia los opositores ni fingido iniciar esa apertura democrática que le exigen desde fuera.
En Yemen, los manifestantes salieron en masa a las calle, especialmente en la capital, Saná, para defender el carácter pacífico de su revolución –que cumplió ayer 4 meses– y rechazar la posibilidad de una guerra, después de que esta semana se hayan registrado los primeros enfrentamientos armados entre las tropas del régimen del presidente Ali Abdalá Saleh y milicianos tribales. La violencia se detuvo ayer en Saná gracias a una tregua entre las dos partes, pero se teme que la situación degenere debido al rechazo de Saleh a dejar el poder, algo que le han pedido de forma cada vez más clara a nivel internacional, regional e interno. Muamar Gadafi también sigue resistiendo, a pesar de la presión, no sólo diplomática: esta semana la OTAN ha bombardeado Trípoli cada noche y de la forma más intensa en estos dos meses de misión, y ayer helicópteros británicos se sumaron a la ofensiva en Libia.