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Familia y gran capital por Victoria Blasco López
Según el estudio realizado por la New Economics Foundation sobre felicidad, Costa Rica es el país más feliz del mundo, seguido por República Dominicana, Jamaica, Guatemala y Vietnam. España ocupa el puesto setenta y seis. Estos datos se refieren al sentimiento subjetivo de sus habitantes, lo que explica que países considerados como subdesarrollados, acaparen los primeros puestos. El profesor Easterlin ya lo planteó: «Las sociedades ricas no son necesariamente más felices que las pobres porque el aumento del estándar del bienestar provoca más dificultad en el logro de la satisfacción personal».
Desconocemos si el gabinete ministerial en ciernes será de mera vocación contable o constará de un equipo que aunará propósitos materiales y espirituales. ¿Debemos recordarles a los gobernantes que la población es el mayor activo de un país y que ésta se estructura en millones de familias? ¿Contabilizan entre sus «activos» que la familia que funciona ahorra dinero al Estado? ¿O hay que recordarles que la familia, basada en el matrimonio, compromiso de estabilidad y esfuerzo es el más eficaz generador de capital social?
El informe Meil reveló hace unos días el gran capital de apoyo mutuo existente entre familiares en tiempos de crisis donde el 23% de los ciudadanos donan dinero a un familiar con el que no conviven o donde el 33% de los españoles compradores de vivienda en los últimos años lo han hecho con la aportación de familiares, principalmente de padres.
Actualmente, dos tercios de las familias con hijos menores de tres años son ayudados por los abuelos. Si las horas que dedican los abuelos a los nietos y las que dedican los miembros de las familias para ayudarse entre sí en tareas multidisciplinares tuvieran que pagarse, supondrían el 3,7% del Producto Interior Bruto.
En estos últimos años las políticas y las leyes han debilitado la familia: el matrimonio se ha convertido en un «contrato basura» gracias al «divorcio exprés» y al «matrimonio» homosexual , siendo el divorcio la mayor causa de pobreza femenina en la UE. Vivimos en un invierno demográfico donde el aborto se ha convertido en la principal causa de mortalidad y la ideología de género ha querido eliminar la idea de familia natural.
Las políticas de dependencia creadas demuestran que el cuidado de las personas dependientes era asumido por las familias con el consiguiente ahorro para el Estado. En este orden de cosas, España ocupa el último puesto de los veintisiete países de la Unión Europea en medidas de ayudas a las familias.
El 98% de los españoles viven en familia. El futuro de la humanidad pasa por fortalecer la familia como institución y hábitat natural donde cada persona nace, aprende a relacionarse y donde se es querido por sí mismo. Si la familia funciona colabora al ahorro de gasto público y todo aquel que hace familia está haciendo economía así que ponerla en riesgo supone costes sociales, sanitarios y económicos. Partamos desde la convicción de que hacer familia es posible y fuente de una gran felicidad.
Victoria Blasco López
Delegada del Foro Andaluz de la Familia
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