CRÍTICA DE CINE / «Agnosia»: Pasiones enfermizas

Agnosia: Alteración de la percepción que incapacita a alguien para reconocer personas, objetos o sensaciones que antes le eran familiares. Lo dice la RAE. En la agitada Barcelona de siglo XIX, la niña Joana Prats (Bárbara Goenaga) cae de bruces con la mirada perdida tras sufrir el primer ataque de una extraña enfermedad. Pero con los años consigue acostumbrarse a vivir entre seres y ruidos deformes. Hasta que es víctima de un secuestro cuyo sentido completo reposa en un señor macguffin ante la impotencia de Carles (Eduardo Noriega), prometido de Joana, y la complicidad de Vicent (Félix Gómez), un impulsivo criado. Todo en la película de Eugenio Mira resulta raro, inclasificable, enrevesado: la combinación de géneros (drama de época, thriller, e incluso zarpazos de alegre erotismo, suspense y terror), ciertas reacciones de los personajes que conforman el triángulo sentimental y su propia atmósfera, empapada de un romanticismo en ocasiones algo empalagoso y destinado, hay tantos ejemplos en la literatura o el propio cine, a ser pasto de la tragedia, incluido un final que ofrece paralelismos con «Los intocables de Eliot Ness» (Brian de Palma») y «El Padrino, 3» ( Coppola) nada menos... Hay ambiciones, como los amores, que matan hasta callando.