Irlanda
De Juana: navidades en Dublín
El etarra, fugado desde marzo, podría estar escondido en Irlanda. Ya en 2008 estuvo cobijado en esta ciudad en casa de miembros del IRA. El día 24 de marzo fue la última vez que el terrorista, en libertad condicional, se presentó en la comisaría.
Iñaki de Juana Chaos pasa otras navidades sin comparecer ante la Justicia española. El que fuera jefe del comando Madrid y responsable de 25 asesinatos se encuentra en paradero desconocido desde hace casi nueve meses. El etarra gozaba de libertad condicional, pero las autoridades norirlandesas –que eran las que tramitaban su proceso de extradición a España– le perdieron la pista el pasado 24 de marzo, cuando se presentó por última vez en comisaría.
El ex preso no tenía consigo ni su DNI ni su pasaporte, por lo que, de haber abandonado la isla habría tenido que utilizar documentación falsa. Según ha podido saber LA RAZÓN, en Falls Road, área católica de Belfast y residencia de muchos miembros del ya inactivo IRA, se rumorea que De Juana –que era más que conocido en la zona– podría haberse escondido en la República de Irlanda, concretamente en Dublín.
Sin ningún tipo de control en la frontera, el viaje habría sido fácil. Además, la ciudad no le sería nueva. Ya encontró cobijo en la capital irlandesa en verano de 2008 tras salir de la prisión de Aranjuez, donde cumplía condena. Entonces, dos simpatizantes del IRA provisional, Pat Rice y Kevin Mc Kilveen, le proporcionaron cobertura tanto a él como a su pareja, Irati Aranzabal, facilitándoles una dirección. Se trataba de un domicilio perteneciente a James Monaghan, un relevante miembro del IRA que en 2001 fue detenido en Colombia en un campamento de las FARC.
Durante unos meses, Aranzabal trabajó en las oficinas de West Belfast Taxi Association, una empresa que emplea al menos a 15 ex terroristas. Pero cuando este periódico se puso en contacto con la compañía, una mujer aseguró que ya no había nadie trabajando allí con ese nombre.
Según varios vecinos, la pareja del etarra sigue viviendo en la capital norirlandesa. Allí lleva una vida aparentemente normal y es muy consciente de que hay demasiados ojos de policías y prensa siguiendo sus movimientos. Habría sido muy arriesgado moverse con De Juana.
Cuando la preguntan por su marido dice que no quiere hablar del tema.
El que fuera jefe del comando Madrid también quiso optar por un puesto en la misma empresa de taxis, pero un juez le denegó la solicitud en enero de 2010 por su intento de «engañar» sobre sus antecedentes. Los ex presos que quieran la licencia tienen que tener transcurridos al menos tres años de su salida de prisión y el vasco había sido liberado el 2 de agosto de 2008.
De Juana llegó a trabajar en un par de cafeterías y como guía turístico para mostrar los murales de los católicos en conmemoración a sus víctimas durante el conflicto de Ulster. Era habitual verle también asistiendo a clases de inglés.
Su vida, en definitiva, desde que el juez Tom Burgess le concedió libertad bajo fianza, giraba en torno a la cotidianidad. El 17 de noviembre de 2008, pese a las advertencias de la Policía norirlandesa, el magistrado le dejó salir a la calle tras pagar una fianza de 5.900 euros. Tenía que cumplir varias condiciones: entre las ocho de la tarde y las siete de la mañana no podía salir de casa, debía presentarse en la comisaría todos los días y no podía abandonar la provincia británica.
Enaltecimiento
En marzo de 2010, Burguess aprobó finalmente la entrega de De Juana a la Justicia española por el delito de enaltecimiento del terrorismo que le imputa la Audiencia Nacional. Tras meses de estudio, el magistrado aseguró que la frase «Aurrea bolie» (Adelante la pelota) –leída supuestamente en su nombre en un homenaje en San Sebastián el día de su excarcelación– habría sido también castigado en Reino Unido, de acuerdo con la normativa antiterrorista.
Su abogado, Edward Fitzgerald, recurrió la sentencia al Alto Tribunal de Apelaciones norirlandés. El letrado, famoso por haber representado a varios miembros del IRA, llegó a advertir que existía un «alto riesgo de deterioro de la salud mental y en consecuencia un alto riesgo de muerte» de su cliente si éste volvía a la cárcel donde cumplió parte de los 3.000 años a los que fue condenado. El letrado no ha contestado a ninguno de los mensajes que le ha dejado este periódico preguntándole por el proceso de extradición, que todavía sigue abierto.
Los tres jueces del Alto Tribunal se reunieron por última vez el 13 de septiembre para estudiar el recurso de la defensa, pero no llegaron a ninguna decisión ni pusieron fechas para citas futuras. La Policía norirlandesa asegura que sigue en su búsqueda.
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