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La crisis busca un culpable: el ex primer ministro islandés al banquillo

Es lunes, 4 de octubre. El Parlamento islandés (Althingi) celebra el Debate del Estado de la Nación. La primera ministra, la socialdemócrata Johanna Sigurdardottir, sube a la tribuna para presentar las medidas del Gobierno para salir de la profunda recesión que sufre la isla desde el «crack» de 2008. Sin embargo, apenas se puede escuchar su discurso, acallado por el ensordecedor ruido del exterior

La crisis busca un culpable: el ex primer ministro islandés al banquillo
La crisis busca un culpable: el ex primer ministro islandés al banquillolarazon

En la calle, 8.000 manifestantes gritan y lanzan piedras, pintura y pelotas de golf contra el edificio, fuertemente acordonada por la Policía. Una escena que recuerda a las protestas que en enero de 2009 acabaron con el anterior Gobierno.

El viernes anterior, la clase política islandesa ya fue objeto de la ira de los manifestantes durante la inauguración del nuevo curso político. Entonces, ministros y diputados fueron blanco de una lluvia de huevos a su paso por la catedral de Reikiavik que les obligó a suspender su tradicional paseo por el centro de la ciudad y huir de la ira de los ciudadanos.

Y es que la crispación domina el panorama político en Islandia desde que el 28 de septiembre el Parlamento decidió por un estrecho margen (33 votos contra 30) levantar sólo la inmunidad al ex primer ministro Geir H. Haarde (59 años) para que ser juzgado por «negligencia» al haber sido incapaz de evitar la magnitud de la crisis hace dos años.

¿Sólo un culpable?

En cambio, otros tres ministros de la época (los titulares de Exteriores, Finanzas y Empresas) han sido exonerados en otra votación, provocando la ira de la población, que acusa a los diputados de protegerse entre ellos para que Haarde sea el cabeza de turco. «No olvidemos que la institución que arruinó el sistema financiero hace dos años con su incompetencia y corrupción también arruinó la democracia en la votación sobre el Alto Tribunal», se puede leer en el grupo de la red social Facebook creado para las protestas.

En declaraciones a LA RAZÓN, la islandesa Alicia Coronil Jonsson, profesora de Economía en la Universidad San Pablo-CEU y el ESIC, explica que «muchos no entienden por qué sólo se procesa a Haarde. El problema es que los islandeses, que están perdiendo sus empleos y sus viviendas, están pagando los errores cometidos por los bancos. La gente votó a este Gobierno y no ve que salga para adelante». En opinión de Coronil Jonsson, es ingenuo pensar que el ex primer ministro «pudo evitar la crisis porque también era responsabilidad de otros ministros y de los supervisores del sistema financiero».

Al ex líder del conservador Partido de la Independencia se le acusa de «diversas violaciones de la ley, sus responsabilidades ministeriales y del Código Penal». Haarde, que dimitió en enero de 2009 en medio de una ola de protestas, deberá sentarse ahora en el banquillo en un tribunal especial creado en 1905 para juzgar a ministros que hayan cometido graves delitos. El ex primer ministro islandés se convertirá en el primer político del mundo juzgado por la crisis que comenzó en Estados Unidos en 2008 y se extendió rápidamente al resto del mundo. De ser declarado culpable, Haarde podría ser condenado a dos años de prisión.

Ramón Cotarelo, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, reconoce que el caso islandés «no es corriente», pero puede producirse «en sistemas presidencialistas, como el de Estados Unidos, donde existe la figura del ‘‘Impeachment'' contra el presidente». Cotarelo recuerda que «la negligencia durante el desempeño de un cargo público es un delito». En cualquier caso, el procesamiento del ex jefe de Gobierno islandés sólo puede entenderse dentro de la tradicional ética calvinista de los países nórdicos. «Los menores índices de corrupción se dan en los países del norte de Europa, mientras que en los países mediterráneos somos más laxos», contrapone Cotarelo.

Este proceso judicial es resultado del Informe de la Verdad, presentado el pasado mes de abril por una comisión independiente que trató de esclarecer las causas del «crack». En el texto se acusaba de negligencias continuadas al antiguo primer ministro, a varios de los miembros de su Gabinete y al director del Banco Central.

El presidente de la comisión, Pall Hreinsson, detalló que «en abril de 2008 se produjeron al menos cinco reuniones entre el primer ministro, el ministro de Finanzas, el ministro de Asuntos Exteriores y los directores del Banco Central sobre la situación de las entidades bancarias y la economía». Sin embargo, ni el ministro de Banca, ni el entonces gobernador del Banco Central «recibieron ni una sola información sobre esos encuentros».

En este sentido, Coronil Jonsson recuerda que «la creación de la comisión de investigación era una forma de lanzar el mensaje de que los políticos no son corruptos y mejorar de esta manera su imagen». Considera, además, que «esta crisis ha servido para que el país regrese a sus valores, olvidados durante el ‘‘boom'' financiero» de comienzos de siglo.

La crisis está pasando factura a Sigurdardottir, que en las elecciones de abril de 2009, logró la primera mayoría absoluta para la izquierda islandesa. Supo aglutinar el malestar de la población hacia el anterior Gobierno, al que culpaba del marasmo económico. Frente a las voces que reclaman la celebración de nuevas elecciones, la primera ministra responde que sólo dimitirá cuando crea que otro Gobierno está en condiciones de hacerlo mejor.

«Puedo entender estas protestas. En la sociedad hay una importante insatisfacción y un creciente enfado por todas las cosas que han ocurrido y las dificultades que afrontan muchas personas», reconoce el ministro de Finanzas y «número dos» del Gobierno, el verde Steingrimur J. Sigfusson.

«Comprendo perfectamente que la gente que está sufriendo por la crisis muestre su enfado porque quedan muchos problemas sin resolver, como las personas obligadas a abandonar su casas», explica el ministro de Exteriores, Ossur Skarphedinsson.

Precisamente, los desahucios de inquilinos que no pueden pagar unas hipotecas que han subido exponencialmente por estar vinculadas a divisas extranjeras es uno de los problemas que más preocupan a los islandeses. Consciente de la situación, el Gobierno «rojiverde» aprobó una moratoria de los desalojos que expira en noviembre.

María Elvira Méndez Pinedo, profesora de Derecho Comunitario en la Universidad de Reikiavik, explica a LA RAZÓN que «o el Gobierno adopta medidas concretas que ayuden a la gente, o se deberá formar un Gobierno de concentración nacional o de técnicos». «En este momento ningún partido quiere nuevas elecciones por el creciente rechazo que los políticos despiertan en la población». En la elecciones municipales de la pasada primavera, los electores mostraron su desafección política eligiendo a un actor cómico alcalde de Reikiavik.

Más cerca de Groenlandia que de Europa, Islandia es un pequeño país de 320.000 habitantes que ha sabido sobrevivir a lo largo de la historia en medio de una dura goegrafía dominada por heíseres y volcanes aún activos. Después de que Dinamarca reconociera su independencia en 1944, la isla acogió las bases militares de Estados Unidos y se integró en la OTAN en busca de seguridad durante la Guerra Fría.

De pescadores a banqueros
A mediados de los noventa, Islandia se sumó con entusiasmo a la globalización y privatizó su sistema bancario. El país de pescadores se convirtió en un país de banqueros tan rico como sus vecinos. Los bancos se endeudaban en mercados internacionales y ganaban dinero prestándolo luego en su país, donde los tipos de interés se situaban en el 15%. Muchos islandeses se enriquecieron rápidamente y la capital, Reikiavik, se llenó de boutiques de lujo y caros restaurantes.

Sin embargo, la isla despertó abruptamente de su sueño capitalista en 2008, cuando Islandia se convirtió en el primer país occidental castigado por la crisis financiera internacional. Sus bancos, que atesoraban fondos diez veces superiores al PIB de la isla, colapsaron y el Estado tuvo que nacionalizarlos para evitar el colapso del sistema financiero.

La población, orgullosa de vivir en el país del mundo con mayor calidad de vida y el quinto en renta per cápita, vio cómo sus ahorros se esfumaban, la inflación se disparaba y el paro, hasta entonces desconocido, empezaba a golpearla hasta el punto que muchos empezaron a emigrar.

En un país con una población altamente formada, «los jóvenes –explica Méndez Pinedo– quieren marcharse fuera. Unos 5.000 islandeses ya abandonaron el país en 2009. Se quedan aquí quienes tienen que pagar una hipoteca o tienen cargas familiares».

Pero el descenso de la población se ha visto atenuado por el reciente «baby boom». La natalidad creció un 3,5% en 2009. Méndez Pinedo lo considera «un reflejo de esperanza y una forma de conseguir dinero». «Uno ha perdido el trabajo y dispone de más tiempo. Si decide tener un hijo, dispondrá de un seguro de maternidad equivalente al 80% del salario, frente a un seguro de desempleo cuya cuantía va descendiendo a lo largo de los meses». El Estado de bienestar islandés ofrece así una tabla de salvación frente al desánimo de la crisis.


Más lejos de la unión europea
El entusiasmo que los islandeses sentían por la UE y el euro cuando estalló la crisis hace dos años se ha ido apagando progresivamente. Las últimas encuestas muestran que el 68% es contrario a la adhesión, cuyas negociaciones comenzaron oficialmente el pasado julio en Bruselas. El Gobierno «rojiverde», que llegó al poder prometiendo ingresar en la UE en 2012, se enfrenta a una creciente oposición de pescadores y agricultores, que temen salir perjudicados. Además, el pago de la deuda a los ciudadanos holandeses y británicos, que tenían sus ahorros en la filial de uno de los bancos nacionalizados, ha dañado la imagen de la UE en la isla. Aunque la Comisión Europea insistía en que se trataba de un asunto trilateral, en realidad estaba exigiendo a las autoridades de Reikiavik pagar para cumplir la legislación comunitaria sobre la garantía de los depósitos bancarios.